𝐋𝐗𝐕𝐈𝐈: 𝐂𝐨𝐦𝐨 𝐋𝐨𝐬 𝐃𝐞𝐦𝐚́𝐬

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—Señorita Snape, busque un tutor si no comprende la asignatura. Es una de las mejores alumnas y su promedio ha estado cayendo en picada —dejó el pergamino sobre mi escritorio—. Le recomiendo que preste atención a las clases.

Lo guardé en mi mochila y jugué con mis manos, mientras las miradas de los demás me aturdían. Se me cerró la garganta. Me temblaban los dedos. Sentí que no podía respirar. Me levanté bruscamente cuando las lágrimas, descendieron por mis mejillas. Tomé mi mochila y caminé hacia la puerta, al final del salón. 

Los murmullos cayeron aún más intensos sobre mí.

—Señorita Snape. Vuelva a su asiento —la profesora Babbling llamó mi atención—. ¡Señorita...! 

Cerré de un portazo antes de salir con la cabeza baja por los pasillos. Sequé las gotas al instante, tragando todo a mi paso. Levanté la cabeza, obligándome a parecer menos vulnerable de lo que ya me encontraba. Siempre siendo patética, Snape.

Siempre siendo débil. 

Observé al frente, ignorando a todos. Clavando las uñas en las palmas de mis manos, conteniendo toda la mierda que ahogaba mi garganta. Estaba tan absorta en mi cabeza, buscando un lugar donde alejarme de todo, cuando alguien chocó mi hombro al pasar.

—Malfoy despertó.

Siguió caminando, ninguno de los dos se volteó a ver el rostro del otro.

Me quedé allí, mientras mis piernas insistían en desmoronarse. Quién sabe de dónde saqué la fuerza para salir corriendo hacia la enfermería a toda velocidad y quedar frente a la puerta, que estaba cerrada. Dejé mi palma sobre la madera, en cuanto la última lágrima cayó por mi mejilla. Mi corazón amenazaba con destrozar todo a su paso, mis pulmones ardían, mi garganta punzaba y mi cabeza no asimilaba que no se trataba de un sueño.

Porque había soñado con ello las últimas semanas.

Sentí que iba a desmayarme, pero empujé la puerta. La mochila cayó de mi hombro izquierdo y mis ojos se empañaron de lágrimas. Blaise, Theo y Pansy estaban allí. Severus conversaba con Pomfrey y Narcissa. Dumbledore se dio la vuelta junto a los demás, todo mi cuerpo dejó de funcionar cuando sus ojos buscaron los míos. Una diminuta sonrisa y el brillo volviendo a su rostro en cuanto me vio allí, parada como una idiota que moría de ganas por besarlo y quedarse con él hasta el resto de sus días.

Mi corazón dejó de latir y estaba a nada de olvidar como mantenerme de pie.

—Ne pars plus jamais dans ta putain de vie —me acerqué a la camilla, conteniendo mi rabia—. Ne me laisse plus jamais seul. Avez-vous compris? Parce que je jure que je vais te tourmenter toute la vie —lo fulminé con la mirada, respirando con dificultad. Draco abrió su boca, pero ninguna palabra salió de ella.

«No vuelvas a irte jamás en tu puta vida. No vuelvas a dejarme sola jamás. ¿Entendiste? Porque te juro que voy a atormentarte toda la vida.»

"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora