𝐗𝐗𝐕𝐈: "𝐏𝐮́𝐝𝐫𝐞𝐭𝐞 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐢𝐧𝐟𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨"

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Para los días siguientes, los alumnos fueron interrogados por Dolores Umbridge. Las filas eran interminables, como las horas que pasábamos de pie, controlando a los alumnos que ingresaban a su oficina.

—Nos queda, únicamente, el Filtro de Confusión —dije, revisando mis pergaminos.

Era la última sesión de estudio para Harry y decidimos realizarla temprano, en un horario que tuviéramos libres. 

»El Filtro de Confusión es una poción que hace que el bebedor se vuelva imprudente e insensato. Los ingredientes básicos son: coclearia, ligústico y tármica —leí con sencillez. 

Levanté la mirada y me encontré con la risa de Harry.

—Suena más fácil que las demás.

—Y lo es.

Caminó hasta la repisa de los ingredientes.

—¿Podrías repetirme los ingredientes? —preguntó, observando cada frasco en la estantería.

—Sí —afirmé, devolviendo mi vista a las páginas del libro—. Coclearia, ligústico y tármica.

Buscábamos el último ingrediente faltante y, entre tantos, fijé mi vista en el etiquetado. Extendí la mano para tomarlo, pero mis dedos se encontraron con los de Harry con torpeza. Aclarando mi garganta ante su nerviosismo, dejé que él lo tomara. 

—Bien, esta es fácil. Creo que no necesitarás mucha ayuda —dije, de pie a su lado.

Con bastante facilidad, agregó los ingredientes y las cantidades exactas. Su concentración era buena, mientras la mía solo paseaba por su trabajo y algunos fragmentos de la conversación que tuve con Draco esta mañana.

Me recalcó lo mucho que estaba detestando que le enseñara a Potter. Incluso, se ofreció a pagarle clases a otra persona, con tal de que no tuviera que hacerlo yo. Siempre estaba observándolo con odio y acercándose a mí, como si marcara territorio. Anoche, me admitió que Harry me observaba constantemente en clases, aunque no quise decirle que ya lo sabía. No quería contarle que ya me había dado cuanta porque se ponía nervioso cuando le sonreía.

No quería tener ningún otro acercamiento con Harry. Mi labor era mantenerlo lejos y he estado haciendo todo lo contrario.

—Oye, no eres tan malo en Pociones.

—Solo es suerte —contestó mientras mezclaba el contenido del caldero.

—Entonces pon aprueba esta suerte siempre que puedas —me encogí de hombros, haciendo énfasis en su pérdida de atención.

"Slytherin" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora