N/A: Este extra muestra las primeras semanas de Leah y Alex como matrimonio luego de su boda en Las Vegas, así como esbozos de su dinámica cuando están separados por causas de trabajo. Alto contenido erótico (+18). Te diría que puedes saltártelo si lo deseas, pero ambas sabemos porqué estás aquí *guiño, guiño*.
Capítulo kilométrico a modo de disculpa por el retraso. ¡Disfruten!
(Leah)
Extrañaba Lisboa.
No era Londres, pero lo prefería a la estrepitosa atmósfera que se asentaba sobre las asfaltadas avenidas de Nueva York.
Jugueteé con mi bolígrafo esperando no morir de un derrame por aburrimiento mientras el cónsul seguía con su letanía sobre los derechos de los manatíes y la imperante necesidad de unificar las naciones para la preservación de su hábitat natural.
Me incliné hacia adelante para movilizar mis adormecidas articulaciones. Mi culo quedaría como una tabla si seguía sentada un segundo más.
—Son animales de suma importancia para el ecosistema mundial. Su asentamiento en aguas llanas, ríos, bahías y canales son un eslabón toral para la preservación del medio amb...
Dejé de escuchar después de aquello.
Si repetía una vez más la palabra manatí tendría un colapso.
Se suponía que me habían invitado a aquella reunión en la sede la Organización Mundial de las Naciones Unidas para discutir el plan de acción contra la falta de educación femenina en los países de Medio Oriente, no para decidir qué era más gordo: si una foca o un manatí.
Hice una mueca de exasperación cuando Ralph, el hombre larguirucho como fideo y dientes de rata, comenzó otro argumento nuevo e interminable.
¿Cómo mierda esa vara parada había conseguido el puesto de cónsul?
Quería darme de golpes contra la mesa. Se suponía que había suspendido mi luna de miel en Portugal por algo que concernía a mi área de trabajo. No recordaba haberme suscrito como activista salva-ballenas de Green Peace. No sabía porqué demonios estaba allí y no en Lisboa, disfrutando de sus bonitas playas y de mi esposo.
De no haber abortado la luna de miel, seguramente en ese momento estaría sentada sobre la bonita cara de Alexander y no en esa rígida silla de mierda.
La simple imagen hizo punzar mi sexo y domé mis pensamientos. Si avanzaban un poco más, terminaría con una piscina entre las piernas en el lugar menos indicado para ello.
Me reprendí mentalmente por enésima vez. Apoyé la cabeza sobre mi mano, resignada a escuchar otra hora al enclenque hippie con aires de grandeza que era Ralph.
Entonces, como si lo hubiese invocado, mi móvil vibró sobre mi regazo, arrancándome un respingo.
Lancé una ojeada alrededor desde mi lugar en la cabecera de la mesa. Nadie me prestaba atención, todos estaban demasiado concentrados en Snooty, el manatí más viejo del mundo, así que me avoqué a abrir el mensaje que iluminaba la pantalla.
Alex: Buenos días, su apretada majestad.
Alex: Hace calor aquí en Beirut. Un poco más de este sol infernal y te quedarás sin esposo.
Sonreí por su tonta forma de referirse a mí. Era increíble que me llamara de esa manera aún.
Leah: Buenos días para ti, aquí son cerca de las dos de la tarde.
Había una diferencia horaria de ocho horas entre Nueva York y Beirut. Luego de recibir la invitación a esta asamblea por parte del cónsul encargado de la materia, Alan Hattney, Alex había accedido a acompañarme hasta América para continuar juntos a pesar de interrumpir nuestra luna de miel. Aunque claro, el plan no duró mucho.
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Irresistible Error. [+18] ✔EN LIBRERÍAS
Чиклит《C O M P L E T A》 ‹‹Había algo extraño, atrayente y oscuramente fascinante en él›› s. Amor: locura temporal curable por el matrimonio. - Ambrose Bierce. Lo miré junto a mí en la cama y mi corazón dio un salto al tiempo que mi trasero pegaba contra...