EXTRA: El balance de lo imperfecto.

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«La luz cree que viaja más deprisa que nada, pero se equivoca. Por muy rápido que vaya la luz, siempre se encuentra con que la oscuridad ha llegado antes y la está esperando.»

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(Alexander)

Jarrel extendió sus diminutas manos para recibir el peluche que Leah le tendía, arrebatándoselo con tal determinación que me hizo sonreír.

Conocía esa mirada de memoria, era la protagonista de mis mejores fantasías y mis peores pesadillas.

—¡Jarrel!—lo reprendió ella, pero el pequeño la ignoró con una altivez que competía con la de su madre y le dio la espalda aferrándose al juguete para admirarlo.

—¿Ya estás enseñándole cómo ser un dolor en el culo?—me burlé.— Es demasiado pequeño para que aprenda tus malas mañas.

—Cállate, Alex—divisé a Leah a través de la pantalla del móvil, el ángulo de la cámara extraño mientras intentaba que nuestro hijo no se soltara de su agarre a la primera oportunidad.— Lo primero que tú le enseñaste fue cómo huir de mí.

Reí.

—Las habilidades básicas son primero, princesa.

Enfocó su rostro por un segundo para lanzarme su mirada matadora que era su marca registrada.

—¿Y cuál habilidad básica es ésa, según tú?

Le dediqué el amago de una sonrisa.

—La de autopreservación.

Puso los ojos en blanco y lanzó un quejido de estrés.

—Muy gracioso—dijo sarcástica, luchando contra Jarrel para quitarle el juguete y mostrármelo.— Tu hijo estuvo tres minutos enteros llorando para que entráramos a esta librería solo por esta cosa.

Contemplé el extraño muñeco de color claro con un raro traje verdoso, acompañado de un sombrero al estilo de Robin Hood.

—No pensé que insistiría tanto luego de verlo en el aparador, pero parece que le gusta—cambió la cámara para que pudiera contemplar a Jarrel extendiendo sus regordetes brazos hacia arriba en un fútil intento por rescatar al muñeco de las garras de su madre.— Aunque no entiendo porqué, es feo.

Una comisura de mi boca se elevó cuando hizo un mohín. Eran los gestos más simples los que más me embelesaban.

—Veo porqué le gusta, tiene potencial.

Bufó, enfocando su rostro de nuevo, permitiéndome contemplarla.

—Tienes unos gustos muy raros, ¿sabías?

—Por eso mismo me gustas tanto, Leah—espeté sin perder la oportunidad, su boca levemente abierta por la impresión.

—Solo tú puedes halagarme e insultarme al mismo tiempo, Colbourn.

—Te dije que tenía muchas habilidades ocultas.

Rio abiertamente mientras deambulaba por un pasillo lleno de libros coloridos y la imagen resultó cautivadora de una manera extraña; se desvaneció entonces para ser reemplazada por una mueca de preocupación.

—Te veré luego, ¿si? Tengo que correr detrás de Jarrel antes de que rompa algo—la cámara se movió errática al compás de su trote.— ¿Quién diría que un niño de año y medio podría caminar tan rápido?

—Eso de huir lo heredó de ti.

—Por favor, no discutiremos esto otra vez. Te veremos en casa—sentenció antes de regalarme una sonrisa fugaz y cortar la comunicación al segundo siguiente.

Irresistible Error. [+18] ✔EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora