Leah
—A ti te quería encontrar.
Edith me interrumpió en la importante tarea de devorar mi dona.
Se sentó a mi lado en la mesa de la cafetería, observándome con tanta intensidad que por un momento pensé que me haría hoyos en la cara por la forma en la que estaba taladrándome.
—¿Qué?—pregunté nerviosa—¿Tengo mal la ceja o algo?
Solía mirarme de ese modo cuando había algo en mi cara y la muy maldita no era capaz de decirme. Como aquella vez en que tuve mi segunda cita con Jordan y la hija de puta no pudo decirme que tenía un moco verde y asqueroso colgando de la nariz. Aún se burlaba de eso algunas veces.
—Edith—insistí, asustada.
—¿Por qué no me lo dijiste?—habló secamente, sin parpadear.
—¿Decirte qué?
—¡Que tenías algo con Alex!—exclamó y toda la sangre viajó hasta mis talones—¡Te lo pregunté y lo negaste!
—¿Qué?—mi voz salió ahogada porque estuve a punto de atragantarme con mi saliva—¿De qué mierda hablas?
—No te hagas la loca conmigo—estrechó los ojos—¿Qué hacías con él en Long Island?
Mierda.
‹‹Tal vez si le tiras con tu termo a la cabeza puedas noquearla y huir›› sugirió mi consciencia y resistí la tentación de hacerlo.
—¿Qué?—repetí, porque nada mejor acudía a mi cabeza.
Todas las alarmas que gritaban ‹‹PÁNICO›› centellaban al rojo vivo y yo solo quería salir corriendo o tirarme por la ventana.
—¿No dijiste que habías ido con tu hermano a visitar a un amigo a Long Island?
—Sí, ¿y qué?—traté de impregnar mi voz con indiferencia.
Soltó un suspiro de exasperación al tiempo que extraía del bolso su celular y me mostraba un maldito artículo en alguna página de internet. En el encabezado, con letras enormes y negras, podía leerse: ‹‹¿Nueva novia de Alexander Colbourn? ¡Podría ser el inicio de una relación permanente!››
Lo primero que pensé fue lo estúpido y sensacionalista que sonaba el título. Odiaba a los medios amarillistas tanto como papá. Deslicé mi dedo sobre la pantalla para leer más información y saber a qué me enfrentaba con exactitud. Necesitaba saber si en efecto, mi vida se había ido al carajo.
El artículo era una falacia que se resumía a rumores infundados sobre lo juntos que habíamos estado en la plaza, justo donde Alex había capturado a la pareja. También hablaba de un supuesto beso apasionado que de ninguna manera nos dimos a la orilla de la bahía.
Quise darme de golpes contra la mesa por lo descuidados que habíamos sido al exhibirnos de esa manera.
El artículo estaba acompañado por una serie de fotografías de resolución media, un poco distorsionadas por el zoom. Al parecer alguno de los comensales lo había reconocido y no había perdido la oportunidad de capturar el momento. Estaban tomadas de forma lateral, por lo que la mayoría las acaparaba el cuerpo de Alex, conmigo escondida del otro lado. Había una donde yo intentaba quitarle la cámara de las manos, con mi cuerpo estirándose para alcanzarlo mientras él tenía una enorme sonrisa.
Lo único que salvaba la situación era el hecho de que llevaba puestos los lentes de sol.
El artículo terminaba con una lista de mujeres hijas de empresarios, actrices y modelos que podrían ser la supuesta novia. Al final, había una encuesta acompañada con las fotografías de las candidatas que encuadraban con el perfil de la ‹‹susodicha›› y solté una carcajada.
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Irresistible Error. [+18] ✔EN LIBRERÍAS
ChickLit《C O M P L E T A》 ‹‹Había algo extraño, atrayente y oscuramente fascinante en él›› s. Amor: locura temporal curable por el matrimonio. - Ambrose Bierce. Lo miré junto a mí en la cama y mi corazón dio un salto al tiempo que mi trasero pegaba contra...