N/A: este es un extra que muestra la perspectiva de Alex cuando Leah apareció en su oficina. Lo pidieron y yo, como su genio de los deseos, adoro consentirlos. Hay escenas nuevas. ¡Disfruten!
(Alexander)
Hice una seña con la mano a Rebecca a modo de agradecimiento cuando dejó una serie de papeles sobre mi escritorio, intentando no perder el hilo de la conversación que mantenía con Mason, un inversionista.
—No, me parece una buena fecha—respondí pegándome el auricular a la oreja para no omitir ningún detalle de lo que decía al tiempo que revisaba lo que mi secretaria acababa de entregarme.
—Bien, comenzaremos con la facturación entonces—contestó mi interlocutor.— ¿Tienes alguna otra especificación?
Me apresuré a repasar mentalmente todos los aspectos de manufactura, pero no pude lograrlo del todo por el insistente golpeteo que hacía Rebecca contra el suelo usando su tacón.
Le lancé una mirada de advertencia para que parara el insufrible sonido, pero ella se mantuvo firme en su postura, los brazos cruzados y el mentón muy en alto; sus orbes llenos de expectación y exigencia.
—No, todo está perfecto—contesté distante.— Te llamaré después para discutir otros detalles, ¿de acuerdo? Debo colgar.
—Excelente. Buen día, Colbourn.
Coloqué el artefacto contra el escritorio con desinterés y la miré a ella con atención.
—¿Hay algo más que necesites?—pregunté arisco.
Rebecca llevaba el cabello atado en una coleta, sus gruesos rizos constreñidos en ella y la blanca blusa contrastando con su piel.
—Pensé que no servía tu móvil—dijo de pronto, plantada frente a mi escritorio.
Fruncí el ceño, recargándome en mi silla y golpeando con el pulgar el reposabrazos.
—Funciona perfectamente.
—¿Entonces por qué no me has llamado?—reprochó, sus ámbares escrutándome con dureza.
—Porque no he tenido motivos para hacerlo. Todo va bien con la empresa.
Emitió un quejido de incredulidad y decidió cambiar su táctica a una diferente y menos ofensiva. Posó sus manos sobre la madera del escritorio, inclinándose hacia adelante de manera que pudiera ver el inicio de sus pechos, apretados en los confines de su blusa.
—¿No me extrañas?—inquirió con tono bajo, seductor.
Elevé los ojos hasta su cara con lentitud, preparándome para apagar una llamarada de deseo que en realidad nunca apareció.
Increíble lo que Leah era capaz de hacerme. Era desconcertante la capacidad que poseía para sofocar mis deseos hacia otras personas y concentrarlos sólo en ella. La maldita arpía.
Era una bruja.
—No, ¿por qué debería?—cuestioné con indiferencia.
Rebecca se incorporó, ofendida.
—Han pasado tres días desde que regresaste y apenas me diriges la palabra para darme órdenes—reprochó dolida.— Pensé que me buscarías en cuanto regresaras.
Hice una mueca de incredulidad.
—¿Por qué haría algo así?
—¡Porque tú me lo dijiste!—alzó la voz y desvió la mirada por su repentina muestra de emociones. Rebecca no era muy afín a ese tipo de demostraciones.— Si no ibas a buscarme, ¿por qué me dijiste que ya estarías de vuelta?
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Irresistible Error. [+18] ✔EN LIBRERÍAS
ChickLit《C O M P L E T A》 ‹‹Había algo extraño, atrayente y oscuramente fascinante en él›› s. Amor: locura temporal curable por el matrimonio. - Ambrose Bierce. Lo miré junto a mí en la cama y mi corazón dio un salto al tiempo que mi trasero pegaba contra...