Capítulo 16: Tentadoras apuestas.

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Alexander

Estaba tan impresionado por la insolencia de Leah que tardé al menos dos segundos en procesar lo que había hecho.

Los otros ocupantes de la mesa estaban incluso más sorprendidos porque ninguno se atrevió ni a respirar hasta que me incorporé de un salto, permitiendo que el enojo que llevaba tiempo construyéndose en mi interior por las acciones de aquella arpía durante esa noche estallara igual que una bomba.

¿No deberías tener un poco más de respeto por tu esposo? Fue lo primero que pensé en decirle y podría haberlo hecho. Por supuesto que habría podido destruir su utópica fantasía con un simple conjunto de palabras.

Sin embargo, me abstuve, porque hacer algo así sería demasiado sencillo, demasiado fugaz.

Y ahora yo quería vengarme correctamente.

Con hastío, me limpié el rostro con la servilleta para eliminar el molesto olor a alcohol que inundaba mi nariz.

—¿Estás loca?—Susan fue la primera en recuperar la capacidad de hablar y se puso en pie rápidamente para ayudar a secarme—¿Por qué mierda le has tirado la copa a la cara?

—Porque es obvio que la clase no se obtiene solo por ser parte de una buena familia—escupí con desdén, sin dejar de escrutar a Leah, colérico.

Ella abrió la boca para contraatacar pero fue detenida por Jordan, que la tomó del brazo con fuerza, clavando sus dedos para mantenerla en el lugar y evitar otra escenita. La expresión en su cara era una perfecta combinación de enojo y desconcierto.

—Ya basta, Leah—siseó con tono bajo, pero ella pareció no inmutarse porque continuó clavándome estacas con los ojos.

—¿Estás seguro que tiene todas sus vacunas?—inquirí, dejando caer con desinterés la servilleta sobre la mesa—. Porque yo diría que le falta la de la rabia a esta...

—Hijo de...—Leah hizo un además de lanzarme lo primero sobre lo que sus manos se posara, que seguramente habría sido el florero en el centro de la mesa o un tenedor, antes de que su novio la rodeara de la cintura para detenerla.

—Alex, por favor—suplicó mi amigo colocando una mano en alto en un intento por parar todo este circo.

—Qué vergüenza—escuché murmurar a Susan a mi lado, quien miraba a todos los comensales del lugar, a un paso de esconderse bajo la mesa de la incomodidad.

Escaneé rápidamente la estancia para cerciorarme que no tuviéramos la mala suerte de que alguno de los amigos de mis padres—o de sus padres— estuvieran presentes y cuando me aseguré de que no reconocía ninguna de las caras, me centré en la energúmena que tenía enfrente.

—Estás haciendo un espectáculo, Leah. Déjalo ya—ordenó Jordan con un tono autoritario que jamás había escuchado en él.

Le dedicó a su novio una mirada mortal y justo cuando estaba a punto de abrir la boca de nuevo, él la interrumpió.

—Lo siento Alex, en verdad—dijo sinceramente.

Alcé una ceja, mirándolos a ambos alternadamente y después, una sonrisita maliciosa surcó mis labios.

—No importa. Lamento que se haya arruinado la cena—musité con mi mejor imitación de un tono condescendiente—. De todas formas, felicidades por un mes más.

Toda la rabia que corría por mi sistema como veneno pareció aminorar cuando reparé en el desconcierto que teñía las facciones de Leah, para ser remplazado gradualmente por terror, provocando que cerrara la boca y palideciera en un segundo.

Irresistible Error. [+18] ✔EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora