Capítulo 33: Izquierda.

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Leah

Dejé de leer cuando Edith soltó una risa, derribando mi muralla de concentración para darle paso al montón de pensamientos que trataba de mantener a raya.

Dos semanas.

Habían transcurrido dos semanas desde la última vez que había visto a Alexander, y nada sabía desde entonces, excepto que estaba vivo y su recuperación la llevaba en casa, custodiado por Agnes y Sabine.

Me masajeé las sienes y cerré los ojos intentando amortiguar las punzadas en mi cabeza, producto de mi falta de sueño.

—Creo que has molestado a la abeja reina—se burló Matt conteniendo una risa y le lancé una mirada asesina en respuesta.— Oh sí, en definitiva la hemos hecho enojar.

—Estoy tratando de concentrarme.

Edith arrugó los labios. Estaba segura de que sabía a qué se debía mi mal humor.

—Lo sabemos, perd...

—Oh mierda, Leah—la interrumpió—¿Recuerdas cuando hicimos esa fiesta en casa de Sara y esta idiota nos dio de comer esos brownies MORTALES?—le recriminó a la rubia, que comenzó a doblarse de risa.

—¡Fue solo un experimento de cocina!—se defendió.— No tenía cómo medir las cantidades, además tú fuiste quien me pidió que los horneara.

—Nunca le cocines a tu marido, lo vas a matar—negó con energía.— Yo mismo pensé que iba a morir.

—Qué exagerado, Dios.

—Al menos no estabas vomitando en la alfombra—intervino Jordan, que apareció detrás de mí y procedió a sentarse a un lado, seguido de Ethan que tomó su lugar junto a Edith, tendiéndole un vaso térmico de café.

—Te he traído uno, sin azúcar como te gusta. ¿Necesitas algo más?

—No, gracias, es perfecto.

Mi amiga sonrió con afecto y quise sonreír a la par. Eran una combinación extraña, pero parecían encajar bien.

—Creo que también necesito uno—anunció Jordan levantándose.

—¿Podrías traerme uno a mí?—pidió Matt batiendo sus pestañas.

—¿Qué mierda soy, tu gata? Consíguelo tú.

—Cabrón—se quejó con indignación, cruzándose de brazos.

—Leah, ¿necesitas algo?—preguntó cambiando su tono estoico a uno suave en menos de un milisegundo.

—No, gracias. Estoy bien.

Matt puso los ojos en blanco.

—¿Quieres algo más de la cafet...? Oh, esperen, no tengo a quién preguntarle—dijo mordaz.

—¿No te gusta ser el mal quinteto?—lo molestó Jordan y resistí el impulso de corregirlo, porque la única pareja ahí eran Edith e Ethan.

—Al contrario, me encanta tener mi libertad—posó sus manos tras su cabeza y sus ojos claros brillaron—. Yo no soy tan idiota para dejarme esclavizar por una novia.

—¿Esclavizar?—apunté enarcando las cejas.

Jordan negó y giró sobre sus talones para ir por su bebida.

—Sí, por Dios—dijo con dramatismo.— Mi primer nombre es Matthew, el segundo es Soltero.

—Es Pene Pequeño—se burló Ethan y reí junto a la rubia, mientras Matt enrojecía hasta las raíces del cabello.

Irresistible Error. [+18] ✔EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora