Capítulo 19: Conflictos.

1.2M 51.2K 272K
                                    

Leah

Cerré la puerta tras de mí una vez entré en la habitación y dejé caer mis cosas al piso con un ruido sordo.

Mi mente trabajaba a su máxima capacidad para asimilar los sucesos de las últimas horas.

Arrastré los pies hasta la cama y me senté al borde en un profundo estado de aturdimiento que fue interrumpido por el leve escozor entre mis piernas, resultado de la rudeza con la que él me había tomado.

‹‹Me he follado a Alexander Colbourn››

La realización me golpeó tan fuerte que pasé las manos por mi cabello para tratar de tranquilizar mi desbocado latir y mi angustia ante la situación.

‹‹Corrección, cariño: te lo has follado otra vez›› Me recordó mi consciencia con un deje burlón, aumentando el peso que crecía dentro de mi pecho, tan duro y sólido como una piedra, amenazando con asfixiarme.

Había engañado a Jordan, conscientemente esta vez. Lo había deseado y esperado incluso, igual que una adolescente hormonal.

‹‹Eres una zorra›› volvió a intervenir mi Yo Racional, constriñéndome el estómago con la culpa.

Era verdad: era una zorra, una fácil, una cualquiera y la ganadora al premio de la Peor Novia de Todo el Maldito Mundo. Si ésa categoría clasificara dentro de los Récord Guinness, mi foto aparecería sin duda.

No se lo merecía, todo esto que yo estaba haciendo. No se merecía que lo engañara tan despreocupada y descaradamente; no se merecía que su amigo me cogiera a sus espaldas ni que le correspondiera con el mismo ímpetu.

Me froté el rostro, con la frustración alcanzando la cúspide de todas mis emociones.

Jordan era el hombre de mi vida. Era el hombre de mis sueños y la única persona adecuada para mí. No había nadie más. No podía haber nadie más, porque me había costado mucho alcanzar ese punto de armonía y sintonía que arribaba con los años y años de relación. 

Era una persona increíble, el mejor novio del mundo. Habíamos pasado un sinfín de cosas juntos, crecido de la mano incluso y siempre se había mostrado tierno, comprensivo y moldeable a todos mis deseos y necesidades para evitar cualquier discusión; no había nada que él no hiciera por verme feliz. Era eso precisamente lo que siempre busqué: una relación fácil, sencilla y tranquila que resistía titánicamente al pasar los años, justo como la de mis padres, sin problemas y sin complicaciones.

Y ahora que la había encontrado, la estaba mandando al carajo con mi comportamiento estúpido y desconsiderado.

Todos mis planes e ilusiones ardían en el infierno y de las cenizas de mis sueños, aparecía esta cosa retorcida, extraña y complicada que yo tenía con Alexander y que luchaba con todas mis fuerzas por comprender y etiquetar para poderla clasificar y resolver.

Gruñí.

No era diferente a todo el resto de chicas promiscuas con las que él tenía sus revolcones, porque había abierto las piernas para recibirlo ante el menor incentivo, presa del vehemente deseo que despertaba en mí.

Todas las emociones que se ingeniaba para hacerme percibir me rebasaban y sobrecogían.

Lo que había pasado entre nosotros era algo que yo había ansiado, anhelado y disfrutado en la misma medida, lo cual me hacía sentir más culpable. Además, de todas las cosas posibles, ¿por qué le había dicho gracias?

‹‹¿Tal vez porque te regaló el mejor orgasmo de tu vida hasta ahora?›› intervino mi consciencia, mofándose sin una pizca de equivocación.

Irresistible Error. [+18] ✔EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora