LOS VOTOS DE ALEXANDER

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N/A: Este extra pequeñito se sitúa unos meses después de la boda de Leah y Alexander. Pueden tomarlo como su luna de miel en Ámsterdam si así lo desean. ¡Disfruten!

«Siempre, hasta que el mundo se acabe, o nos acabemos a nosotros mismos. Incluso cuando nuestro para siempre se haga pedazos, me tendrás para ti.»

──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

(Alexander)

—¡Alex, esto es ilegal!—chilló Leah mientras jalaba de su mano para abrirnos paso por la enorme casa repleta de muebles viejos y decoraciones tradicionales. Parecía más un museo que un hogar.

—Shhh—chisté, subiendo las escaleras con ella detrás, que no paraba de mirar sobre su hombro como la arpía paranoica que era.— Es el techo más alto, podremos ver mejor el desfile desde aquí.

—A este paso lo veremos desde la ventana de prisión.

—Lo verás tú, que eres lenta para correr.

—¡Alex!—se quejó siseando como una desquiciada, pero la ignoré y la arrastré conmigo hasta llegar a la azotea de la enorme casa.— Tú me recuerdas constantemente por qué te odio.

Solté su mano y me acerqué al borde de la azotea para admirar la vista: la ciudad se alzaba mística más allá de las calles adoquinadas y los canales, los transeúntes caminaban por el lugar y la erupción de colores a causa del desfile lo desbordaban todo.

—No me odias.

—Sí lo hago—admitió colocándose a mi lado.— Lo hago porque me haces caminar con zapatillas e irrumpir en casas ajenas.

Sonreí.

—Es Ámsterdam, aquí todo es legal.

—Te odio—vocalizó con un deje de hastío.

Observé su perfil con las manos en los bolsillos de mi chaqueta.

—¿No eras tú la que decía que me amaba y...?

—No era yo, fue una fantasía tuya.

—Lo dudo. En mis fantasías nunca puedes hablar por las cosas que te hago.

—Por Dios—se quejó pero atrapé la sonrisa que se esbozó pícara por sus labios.

—Así que deja de mentirte a ti misma, te hace daño.

Me dio un empujón con su hombro, pero se mantuvo en silencio a mi lado contemplando el montón de carritos alegóricos decorados con representaciones de la mitología típica del lugar, el plateado, dorado y negro llevándose el protagonismo de los trajes típicos y resaltando sobre el amarillo, que lo adornaba casi todo. Ubiqué a los chicos perdidos entre el tumulto, Ethan intentaba tomar una fotografía decente con su móvil del desfile, mientras Edith discutía con Matt sobre algo, quien no dejaba de acomodarse su peluquín constantemente sobre la cabeza y Sara parecía la única cuerda mirando tranquila el espectáculo.

De pronto me asaltó una ola de nostalgia y me sentí extraño por encontrarme junto a los chicos después de poco más de cinco años separados. Luego del secuestro, nunca creí que volvería a verlos, y sobre todo, no creí que tendría otra oportunidad para tener a Leah a mi lado de vuelta.

—¿Sabes qué creo?

Mi esposa me miró expectante y me regodeé en cada letra de ese título, aunque claro, nunca se lo demostraría porque no me dejaría vivir después de eso.

—Aquí vamos de nuevo...

—Creo que te estás haciendo muy arrogante con eso de creer saber cuáles son mis sentimientos hacia ti.

Irresistible Error. [+18] ✔EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora