Capítulo 50. "Lo único que nos une"

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Birdy.

Percibía el ruido que provocaban los aplausos como si estuviera oyendo a través de algodones.

Aidan seguía besándome y yo no sabía qué le llevó a hacerlo en ese momento. 

— ¿Qué estás haciendo? — ¿Podía hacer preguntas más estúpidas?

Él me acarició la mejilla con el pulgar y sonrió, pero no dijo nada. Sam apareció de repente para felicitarnos por el baile y a Aidan le guiñó un ojo por ese final. Yo seguía anonadada, ¿era la única que no lo veía normal?

Cuando dejamos de ser el centro de atención, al menos de manera tan descarada, cogí a Aidan de un brazo y me lo llevé a un rincón más apartado.

— ¿De qué vas, Aidan? ¿Por qué me has besado? 

— Porque siempre me besas tú primero; quería saber qué se siente — Me guiñó un ojo y a mí me entraron ganas de darle un guantazo —. Quería arriesgarme. Me gustas, Birdy. ¿Cuál es el problema? 

— Pues que yo no...

Atrajo mi cara hacia él y capturó mis labios con los suyos. ¿Qué ibas a decir, Birdy?, se burló mi yo interior, ¿Que no te morías de ganas por que te besara, que no te gusta? ¿Desde cuando eres tan mentirosa, «pulguita»?

Ignoré esa voz y abrí la boca para que Aidan tomara de mí lo que quisiera. Esta no era la idea que yo tenía cuando empezó el día. Yo me alejaría de Aidan después del baile y todo terminaría. ¿De verdad es eso lo que quieres? Entonces sólo tienes que decirlo. No, no quería eso. Ya me parecía a mí. ¿Alguien podía callar ya a mi yo interior? Por favor y gracias. 

No quería empezar a sentir cosas tan fuertes por Aidan, porque algo me decía que no iba a salir bien. Aidan y yo éramos completamente diferentes y lo único que nos unía era el baile.

— Tengo que irme — Me apresuré a decir. ¿Por qué siempre salía corriendo?

Necesitaba alejarme, necesitaba pensar y cuando tenía a Aidan delante no podía hacerlo con claridad porque su magnetismo debilitaba mis decisiones.

— No huyas esta vez — Pidió en un susurro.

— Aidan, yo...

— Sé que he sido algo directo, pero no veo porqué no podemos hacerlo. Birdy, ya no te frena nada.

Yo me frenaba. Tenía que hacerlo. Si lo dejé con Dave fue porque, en teoría, necesitaba estar sola. Dejaste a Dave porque no podías seguir con ese capullo, no porque quisieras estar sola. No sabía qué decir ni cómo reaccionar. ¿Qué se suponía que tenía que hacer?

Abrí la boca para decir algo de lo que no estaba segura, pero entonces sonó mi móvil. Lo saqué de la bolsa de baile y comprobé que la pantalla marcaba un número de móvil que desconocía. 

— ¿Sí...?

— ¿Estoy hablando con Birdy? — Murmuró una voz de hombre que no había oído en mi vida.

— Sí, soy yo — Dije extrañada. Algo raro estaba pasando —. ¿Va todo bien?

— ¿Conoce usted a Dave Sanders?

— Sí... — Estaba empezando a preocuparme de verdad —. ¿Qué ocurre?

— El Sr. Sanders ha sufrido un accidente con su coche; le estamos llevando al hospital.

— ¿Qué? — Grité alterada —. ¿Pero está bien?

— Será mejor que acuda al hospital, allí le comunicaremos en qué estado se encuentra.

Love (Lies #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora