Capítulo 43. "Vete a casa"

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Noa estaba en él salón de mi casa, hablando con mi madre, cuando yo llegué. No se me hizo raro, siempre habían tenido una muy buena relación, a veces incluso mejor que la que teníamos madre e hija. Noa se tiró encima de mí y me dio un fuerte abrazo. 

— Felicidades, pequeña — Era gracioso que me llamara así porque yo era mayor que ella.

— Gracias, bebé — Le di un beso en la mejilla y le estiré del moflete. Siempre hacía eso para molestarla —. ¿Qué haces aquí? 

— ¿Cómo que qué hago aquí? Es tu cumpleaños, no pensarás que voy a dejar que te quedes en casa, ¿verdad? — Mi madre sonreía mientras escuchaba la conversación desde un segundo plano.

— No tengo ganas de celebrarlo ni hacer nada especial... — Noa me dio una colleja — Au — Gruñí acariciándome la nuca.

— Vamos a celebrarlo porque es tu cumpleaños y porque lo digo yo. Y punto.

— Noa, es jueves...

— ¿Y qué? Tú mañana no madrugas y yo tampoco. ¡No seas sosa!

— Cariño — Mi madre habló por primera vez —, hazle caso a Noa, es tu cumpleaños, ve a pasarlo bien. 

No podía creer que fuera mi madre la que estuviera animándome a salir. Asentí resignada. No me hacía especial ilusión que en mi "fiesta de cumpleaños" sólo hubiera dos personas, pero sabía que Noa lo hacía para animarme.

— Por cierto, ¿qué tal va el baile? — Preguntó mi madre inocentemente. En ese intente recordé todo lo que había pasado aquel día y sentí un peso que hasta entonces había pasado desapercibido prácticamente. Miré la bolsa, una de las esquinas de la caja que Aidan me había dado asomaban de esta y pude ver que mi madre la miraba fijamente.

— Me han hecho un regalo — Murmuré en voz baja, sacándola de la bolsa y tendiéndosela.

— ¿Quién? — Preguntó curiosa —. ¡Qué bonitas!

— Las compañeras de ballet — Mentí —, supongo que se habrán puesto de acuerdo.

Noa, que me conocía como si me hubiera parido —y mi madre también, precisamente por lo mismo—, me lanzó una mirada que quería decir: "ya me estás contando de quién son, porque esa excusa no te la crees ni tú".

— Ve a la ducha ya y arréglate, que se sabe de dónde vienes — Pidió dándose golpecitos en la nariz.

— ¡Serás perra! — Me lanzó un beso y oí cómo se reía mientras yo me encaminaba hacia el baño. 

* * *

— ¿Vas a preguntarme ya por qué has mentido a tu madre? — Preguntó cuando llegamos al primer pub.

No me apetecía nada ir a una discoteca aquella noche, prefería algo más relajado.

— ¿Qué más da? Es sólo un regalo.

— Yo no entiendo mucho de ballet y esas cosas, pero no me parece "sólo un regalo". ¿Quién ha sido? Deja de evitarlo, Birdy, sabes que terminaré enterándome igual.

— Ha sido Aidan — Por poco escupe la bebida; tuve que aguantarme la risa al ver su cara, era muy graciosa.

— ¿Qué Aidan? 

— ¿Cuántos Aidan's conocemos, cariño? Aidan O'Connor.

— ¡Pero si no os soportáis! — Exclamó. Cuando se enterara de que le había besado se iba a morir, o me iba a matar a mí. Una de dos.

— Lo sé, pero — eso era antes — es mi compañero de baile, y ha visto ue mis puntas estaban muy desgastadas...

— Dudo que bailes baile de salón con zapatillas de ballet para que llegara a la conclusión de que lo estaban.

Love (Lies #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora