Capítulo 37. "Y ya está"

1K 95 14
                                    

Y ya está.

Dijo que me quería y ya está.

Dejé que me besara y ya está.

Porque eso era lo que hacían las estúpidas enamoradas, ¿no? Se creían las palabras bonitas que les dedicaba la persona que amaban. Y yo lo amaba, o al menos creía hacerlo. Y cuando Dave dijo que me quería todo lo demás dejó de importar. Todo, absolutamente todo. Olvidé de un plumazo que había estado un mes haciéndome sentir invisible, olvidé de un plumazo que había perdido a mi mejor amigo por él. Olvidé de un plumazo todo lo que pasó antes de ese instante, antes de esas palabras. Como si no hubiera habido nada y Dave no me hiciera daño. Como si todo fuera maravilloso. Porque en ese momento, sentía que lo era. Dave era maravilloso, sus besos eran maravillosos y sus brazos cálidos me hacían sentir llena.

Sé que suena cursi, pero es lo que uno siente cuando cree amar a alguien.

Cuando se cree esas palabras bonitas.

— ¿He oído bien? — Pregunté con voz temblorosa cuando me separé de él para respirar.

— Has oído que te quiero — Apoyó la frente contra la mía, cerró los ojos y esbozó una ligera sonrisa — Quizá haya tardado en darme cuenta, pero me han bastado dos días, dos días sintiendo que me odiabas, para darme cuenta de que no puedo estropear lo que sea que tenemos. No me dejes, Birdy.

— ¿Cómo sé que no va a ser otra vez igual? ¿Cómo sé que no te vas a ir con la primera que se te cruce otra vez? — Sentía un sabor amargo al fondo de mi garganta, pero no sabía si estaba llorando o sólo tenía muchas ganas de hacerlo.

— Porque nunca antes te había dicho "te quiero".

Y ya está.

No hizo falta nada más. Sólo dos palabras para que cayera rendida a sus pies como un títere al que le hubieran cortado las cuerdas. Aunque lo que no sabía era que él iba a manejar mis cuerdas a partir de ahora y que, en realidad, ya llevaba tiempo haciéndolo.

A la hora de cenar, papá y mamá no aparecieron. No quiero saber qué estaban haciendo, pero estaba segura que no sería muy diferente al plan que propuso Dave para nosotros. Aprovechando la situación de que pasaríamos la noche solos, pidió que nos reservaran una sala del hotel sólo para nosotros. No logro entender cómo consiguió que lo hicieran, pero lo consiguió, que es lo importante. Me puse el único vestido que había traído en la maleta y esperé a que Dave pasara a buscarme a mi habitación. Y así lo hizo diez minutos antes de que dieran las nueve de la noche, con una bonita americana gris y unos vaqueros que le quedaban como un guante. No sabía cómo lo hacía, pero todo lo que se pusiera le quedaba bien. Era envidiable.

— Estás preciosa, mito.

De vuelta a esa forma de llamarme, a esa forma de hacerme sentir especial... Dejé que lo hiciera, y acepté su brazo cuando me lo tendió. No parecía importarle que todo aquel que nos cruzáramos, se quedara mirándonos con desaprobación, así que yo dejé de preocuparme por ello también.

Por primera vez sentía que Dave no tenía miedo de lo que pudieran pensar de nosotros. Bueno, mentira. La primera vez que sentí eso, fue cuando me besó frente la academia de baile. ¿Por qué siempre hacía esas cosas cuando parecía que iba a perderme? ¿No podía ser así siempre?

Negué con la cabeza y dejé de pensar en eso; si seguía haciéndolo, nos amargaría la noche a ambos y quería disfrutar de lo que Dave hubiera preparado.

Durante la cena, Dave no dejaba de hablar de tonterías que siempre conseguían hacerme sonreír. Sinceramente no recuerdo qué era lo que me estaba contando, pero tampoco me importaba. Disfruté del momento como hacía tiempo no lo había hecho.

Dave alzó su copa de champán y yo imité el gesto cuando me guiñó un ojo.

— Chinchín — Murmuró.

— Chinchín — Repetí, chocando mi copa con la suya.

— Por nosotros.

Se llevó la copa a los labios y yo hice lo mismo. Cuando las burbujas acariciaron mi lengua, supe que esto era demasiado bonito y que no iba a durar siempre. Algo tenía que pasar después...

— ¿Y ahora qué?

— ¿Qué?

— Esto no va a durar siempre, Dave, lo sabemos — Dave hizo una mueca cuando entendió a qué me refería — Hace dos días no estabas dispuesto a meterte en problemas por mí; no has podido cambiar de opinión de repente.

— Y no lo he hecho — Cada palabra se clavó en mi pecho como si de puñales se tratasen; porque aunque sabía que iba a decir algo así, me ilusioné pensando lo contrario —, pero eso no quita que te quiera y que quiera que seas sólo para mí — Me cogió las manos y me acarició los nudillos con el pulgar —. En su día me pediste exclusividad, y sé que este mes no lo he cumplido, pero te juro que lo haré de ahora en adelante. Un día me dijiste con lágrimas en los ojos que querías estar conmigo. Hoy te lo pido yo, sé mía, sólo mía. Sé mi secreto.

Love (Lies #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora