Capítulo 33. "Las verdades duelen, querida"

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"Tierra trágame", eso es lo que pensé cuando vi a Alex tan feliz acercarse hacia nosotras.

¿Dónde estaba el Dios al que muchos rezan para evitar esto? Aunque quizá fuera un castigo del mismo por mi comportamiento.

Quería huir. Muy lejos. Y no mirar atrás. Sentí cómo el tiempo se ralentizaba y cómo Alex avanzaba cada vez más deprisa.

¿Por qué era así? ¿Por qué hacía las cosas que hacía y luego no tenía la valentía suficiente para aceptar que estaba mal?

— Hola, chicas — Dijo sentándose en una de las sillas que rodeaban nuestra mesa.

— Hola — Murmuró Noa. Yo me limité a forzar una sonrisa, no quería hablar por el momento.

— Creo que debemos hablar, ¿no? — Me informó. Vaya, había durado poco ese momento.

— Entonces yo mejor me voy — Dijo Noa. Le lancé una mirada de suplica para que no lo hiciera y ella se encogió de hombros como pidiéndome perdón.

Qué bien. No quería enfrentarme a Alex y menos sola. Él llamó mi atención para que le mirara y yo sentía que la boca se me iba secando por momentos. Intenté beber del café con leche y hielo que había pedido antes, pero fue inútil, ya no quedaba nada.

— Intenté llamarte ayer, pero no me cogías el teléfono.

— Lo sé — Alzó las cejas. La primera en la frente.

— ¿Por qué?

— Porque... — Opción 1: le digo la verdad. Opción 2: me invento una excusa. Opción 3: salgo por patas. Aunque la tercera era la más tentadora, la rechacé enseguida. Ahora sólo tenía que decantarme entre la primera y la segunda. De perdidos al río —, no me apetecía hablar contigo.

Alex no dijo nada, pero puso una mueca de dolor. No me estaba ayudando.

— Alex... Lo de la otra noche fue un error. Yo... — No me salían las palabras para decirlo de la manera menos desagradable posible — Tú y yo somos como hermanos, lo del viernes no tendría que haber pasado.

— Pues pasó, joder que si pasó.

— Estaba borracha.

— Sabías lo que hacías. Podías haberme parado. No me hagas sentir culpable para quitarte el muerto de encima, porque fue algo que empezaste y terminaste tú solita — Se le estaba empezando a hincar la vena de la frente, eso no era bueno.

— Me equivoqué, ¿vale? Lo siento. Pero yo...

— Lo hiciste por Dave, ¿verdad? ¿Querías darle celos?

— ¿Qué estás diciendo, Alex?

— ¡No te hagas la tonta! Os vieron ayer. Mientras tú rechazabas mis llamadas, vieron como te besabas con él cerca de la academia de baile. ¿Me has utilizado para darle celos al gilipollas de tu tío?

No contesté, no fue necesario.

— ¡No me lo puedo creer! ¿Le prefieres a él? Después de todo lo que te ha hecho, después de todo lo que has sufrido, después de la de veces que te he consolado porque ese imbécil no te hacía caso, ¿le sigues prefiriendo a él? — Preguntó asqueado —. Pero es normal, ¿cómo vas a preferir al calzonazos que te sujeta el pelo mientras vomitas, antes que al subnormal...

— ¡Deja de insultarle!

—... que sólo te tiene como un puto entretenimiento? — Le di una bofetada con todas mis fuerzas y él me miró con rabia mientras se llevaba una mano a la mejilla — ¿Duele que te digan la verdad? — Escupió —. Pues eso es lo que eres para él, un puto juguete. Y cuando te des cuenta y quieras venir a llorarme, yo ya no estaré ahí. Porque estoy harto. ¡Harto! — Gritó — De ser tu jodido paño de lágrimas — Se levantó de la silla — Cuando quieras llorar, búscate a otro, porque yo ya paso.

— Alex — Dije mientras veía cómo se alejaba — ¡Alex!

Pero no sirvió de nada, él se fue... Y sabía que no iba a volver.

* * *

Cuando llegamos al aeropuerto, lo único que quería era meterme en la cama y llorar como había hecho la noche anterior.

Dave ya no sabía cómo consolarme y lo cierto es que no podría hacerlo nunca. Había perdido a mi mejor amigo y aunque gran parte de la culpa era única y exclusivamente mía, él también era el culpable.

Intenté olvidarme de eso; me esperaba un largo vuelo hasta Ibiza, donde estaría con Dave en la playita y podríamos... No podríamos hacer nada porque estarían mi padres. Estaba claro que no pasaba nada bueno últimamente.

Al menos tenía tres meses de vacaciones para pensar, aclararme, e intentar hacer algo para que Alex me perdonara. A ver qué pasa ahora.


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Feliz navidad a todos mis lectores, os merecéis lo mejor. Gracias por estar aquí un capítulo más.

Os quiere,

Ari.

Love (Lies #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora