Capítulo 12. "Matando dos pájaros de un tiro"

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— Mierda, Dave, no contaba con eso — El afectado me miró esperando una explicación más concreta —. Ya no estoy embarazada, no puedo ponerme el vestido.

— ¿Y de dónde sacamos un vestido de novia a estas alturas? 

— No lo sé, pero lo necesito antes de que me vuelva loca. 

— Sólo a ti se te ocurre algo como esto... — Resopló —. Déjamelo a mí. 

Dave abandonó mi casa sin decir nada más, esa tarde íbamos a bautizar a Birdy y yo quería prepararle una sorpresa a Nate; algo que no se esperaba. Quería agradecerle todo lo que había hecho por mí especialmente el último mes. Yo había estado insoportable tras el embarazo, pero él no sólo permaneció en silencio, sino que me ayudó a darme cuenta de que nada de lo que pensaba era cierto. Tendría sentido si lo fuera; no estaba mentalmente preparada para ser madre, pero eso no quiere decir que no fuera capaz de afrontarlo. Y por extraño que pudiera parecer, con Nate a mi lado me sentía capaz de todo. 

 Miré la cuna; la pequeña Birdy acababa de cumplir un mes y se pasaba práctimamente todo el día durmiendo, pero cuando no estaba dormida era un placer observarla. Me miraba con esos ojitos tan intentos y se me hacía imposible no querer comérmela a besos. 

Al que también quería comerme a besos era a Nate; nunca me hubiera imaginado que fuera tan padrazo, pero tendríais que verlo con la niña en brazos. Se le caía la baba. 

Y fue en una de esas cuando me di cuenta de que el momento que juraba y perjuraba que nunca llegaría, había llegado. Estaba enamorada de él, de tal forma que pensaba permitirme bajar mis defensas de una vez por todas y para siempre. 

— ¿Cómo están hoy las dos cosas más bonitas de mi vida? — Preguntó Nate entrando a la habitación.  Aproveché que estaba de espaldas a él para sonreír antes de decir:

— ¿Tienes que ser siempre tan cursi?

— Sabes que te encanta — Me abrazó por la espalda y me dió un beso en el cuello.

— También me gusta la cerveza y no estoy todo el día bebiendo.

Noté como rodó los ojos y me mordió el lóbulo de la oreja, 

— Bueno, pero a mí me gusta decirte cosas agradables ya que tú nunca me las dices a mí — Solté una carcajada. Si él supiera lo que le esperaba hoy, no pensaría lo mismo. 

— Pero me quieres — Me dio un pequeño azote y se alejó de mí dispuesto a irse de la habitación — Como vuelvas a hacer eso te mato. 

Nate me guiñó un ojo y se alejó por el pasillo. Yo me mordí el labio para evitar sonreír y negué con la cabeza. Es idiota.

Pero le quieres.

* * *

La última vez que estuve en esa iglesia, salimos corriendo por culpa de la aparente protagonista de este nuevo encuentro. Aquel día mi cabeza era un mar de dudas; al contrario que este. Nunca había estado tan segura de algo como en esos momentos. 

Pero faltaba algo, ¡Dave todavía no había vuelto!

— ¿Estás bien, pajarito? — Nate llevaba esta vez un traje oscuro y tenía a Birdy en brazos porque yo estaba demasiado nerviosa para evitar que se me callera — Estás mirando a todos lados... ¿Buscas a alguien? 

En ese momento, Dave apareció en el otro extremo de la iglesia y me hizo un gesto con la mano. 

— ¡Ahora vuelvo! — Le di un rápido beso a Nate y fui corriendo hacia Dave. 

— ¿Dónde vas? ¡Vanessa, que vamos a empezar ya!

Pero yo le ignoré. Estaba todo preparado; no iban a empezar hasta que volviera.

— ¿Lo tienes? 

— Por supuesto — Me guió a una pequeña habitación y me enseñó un sencillo, pero precioso, vestido de novia. Suficiente.

— ¿De dónde lo has sacado? 

— Eso es lo de menos ahora mismo, pero más te vale ser cuidadosa porque si no me matan — Le dí un sonoro beso y le quité el vestido de las manos.

— Te quiero — Empecé a desabrocharme el vestido que llevaba, para ponerme el de novia. Dave me miraba con la boca abierta y solté una risita — Te van a entrar moscas. 

— Es que nunca te habías desnundado delante de mí — Y al parecer mirarme era obligatorio porque no me quitó la mirada de encima en ningún momento.

— Dave, cariño, si todo sale bien voy a casarme ahora mismo; no te ilusiones.

— Ja, ja, qué graciosa.

Me aparté el pelo de la espalda para que me ayudara a cerrar el vestido y suspiré. 

— ¿Cómo estoy? 

— Preciosa.

Sonreí y en ese instante empezó a sonar la típica melodía nupcial. Podría imaginarme a Nate mirando hacia todos lados con el ceño fruncido, preguntándose qué coño estaba pasando y eso me hizo sonreír aun más.

— Ha llegado la hora. 

James llamó a la puerta de la habitación y me tendió el brazo. Todo el mundo era consciente de mis intenciones excepto Nate, que abrió muchísimo la boca cuando me vio aparecer frente a él. 

— ¿Qué está pasando? 

Le quité a Birdy de los brazos y se la tendí a mi madre, que estaba al lado de Nate sonriendo y con lágrimas en los ojos. 

— La última vez que estuvimos aquí, dejamos algo por hacer — Me mordí el labio — No sé si lo sabes, pero hoy es un día muy importante para nosotros; al menos para mí lo es. Hace un año que me anunciaste a todo el mundo, incluida a mí misma, que era tu prometida. En este año han pasado muchas cosas, salta a la vista. Te he odiado como nunca creí que pudiera llegar a odiar a nadie. Vivir a tu lado parecía un infierno, pero porque no era consciente de que fue de allí - mi infierno particular - de donde me estabas sacando. Has conseguido lo que no pensé que nadie sería capaz de conseguir y es demostrarme que a veces hay que dejar que te quieran, dejar que te sujeten cuando ya no puedas manterte en pie por ti mismo; que esa es la única manera de ser feliz. Yo siempre he tenido que seguir adelante sola, y pensaba que siempre tendría que hacerlo, pero llegaste tú y cambiaste mi vida por completo. 

>> Esta es la única manera que tengo de admitir que estoy loca y completamente enamorada de ti. Sé que no he sido la mejor de las novias, y que probablemente no lo sea de aquí en adelante, pero te quiero y creo que eso es lo único que importa ahora mismo. Así que, Nate, ¿quieres casarte conmigo? — Él me miraba como si no fuera capaz de creerse todo lo que había dicho — Por favor, di que sí, porque esto es lo más cursi que voy a decir en toda mi vida — Susurré.

Se carcajeó y me besó de tal manera que incluso por un momento dejé, literalmente, de tocar el suelo con los pies. 

— Por supuesto que quiero.

Love (Lies #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora