Capítulo 44. "¿Qué te está pasando, Dave?"

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Vanessa.

Estaba aburrida en casa y aún faltaban varias horas hasta que Nate volviera del trabajo, por lo que decidí ser yo quien se presentara allí.

A pesar de que había ido en varias ocasiones estos últimos años, no podía evitar acordarme de la primera vez que pisé la redacción y de todo lo que pasó después.

Me encontré a James cuando estaba esperando al ascensor. Nuestra amistad había aflorado a lo largo de los años y es por eso por lo que Noa y Birdy eran tan amigas. Porque James, a parte de ser el mejor amigo de Nate y el padrino de nuestra boda, era el padre de Noa.

— ¿Qué haces aquí, Van? — Preguntó con su encantadora sonrisa.

— Venía a darle una sorpresa a Nate — La sonrisa de James se fue borrando poco a poco.

— Eh, sí... Bueno... Eh... Nate no está aquí.

— ¿Qué? ¿Cómo que no está aquí? ¿Dónde iba a estar si no?

— Ha salido.

— ¿Por qué estás dándome respuestas huidizas? ¿Dónde está Nate? — Empezaba a ponerme nerviosa. Se suponía que estaba aquí; no podía estar en otro sitio.

— Van, yo... No puedo decírtelo.

— ¿Cómo que no? No me jodas, James. ¿Qué me estás ocultando?

Él también estaba nervioso, se aflojó el nudo de la corbata y pude notar que ya no sabía qué inventarse para no decirme la verdad. El ascensor llegó a la última planta y me bajé de este con una idea fija.

— ¿Adónde vas?

— Voy a esperarle en su despacho.

— Nate no va a venir.

Paré en seco; me estaba cansando de tanto secretismo. Me giré hacia James y dejé que saliera mi mal humor habitual. 

— Bien, pues dile a tu amigo, si es que se digna a pasar por aquí, le ves o algo así, que se prepare una buena excusa si quiere dormir en casa, y que si no, se quede dónde quiera que esté ahora mismo.

— Vanessa, no saques conclusiones precipitadas. 

— ¿Precipitadas? Vengo aquí con la mejor intención a darle una sorpresa y a alegrarle la tarde y resulta que él no está porque se ha ido vete a saber dónde, con vete a saber quién. Porque está claro que si fuera por trabajo, me lo habrías dicho.

Apartó la mirada. Había dado en el blanco. Maravilloso. Volví mis pasos hacia el ascensor, estaba furiosa.

Salí de edificio y me encaminé hacia casa, pero cuando estaba de camino, cambié de destino y me dirigí a Griffith Park. Hacía muchísimo tiempo que no pisaba ese parque; desde que Birdy era pequeña. Sin embargo, sentí la necesidad de estar sola en un lugar que no fuera mi casa.

Encendí uno de mis cigarros de escape, esos que cada día se volvían más necesarios y odiosos a la vez. Expiré el humo. Para colmo, también estaba preocupada por Birdy. Últimamente no la veía para nada feliz y yo lo único que quería era su felicidad, por eso acepté que dejara de estudiar y se dedicara al baile. Si de verdad era lo único que le gustaba e iba a esforzarse por ello, bienvenido fuera.

Alcé los ojos cuando oí un gran bullicio. Al parecer, un borracho tenía ganas de bronca. No entendía eso. ¿Acaso no podía emborracharse sin molestar a nadie?

Cuando me fijé en quién era, me quedé alucinada. Dave apenas se tenía en pie, pero iba maldiciendo en voz alta a cualquiera que se le acercara. 

Love (Lies #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora