Capítulo 13. "Lo conseguiré"

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16 años después.

Birdy.

Estábamos ahí, como los dos últimos años. Mis amigas y yo intentábamos colarnos en su local desde que teníamos catorce años, pero nunca se nos permitía la entrada por tener menos de la edad permitida. Algo que aquella noche iba a cambiar. La más pequeña del grupo, Noa, mi mejor amiga, había cumplido los dieciséis hacía un par de semanas, lo que significaba que aquella noche no podían prohibirnos la entrada.

Chad sonrió al vernos finalizar la fila.

— Vaya, chicas, cuánto tiempo — Murmuró el portero con su voz áspera. La primera vez que le escuché hablar, pensé que estaba afónico, pero con el paso del tiempo comprendí que aquella era su voz en estado natural. Una mala juventud y mucho tabaco, eso estaba claro.

— Buenas noches, Chad — Dijo Meg con una gran sonrisa. Mis amigas y yo le mostramos nuestros carnés de identidad con total naturalidad. Chad soltó una risita y nos los devolvió.

— Vaya, parece que está todo en orden.

— Te lo dije, Chad, llegaría el día en el que tendrías que dejarme entrar — Canturreé victoriosa.

— Sí, lo que no pensé es que fuerais a estar viniendo todos los fines de semana durante dos años. 

— Soy persistente para lo que me interesa — El portero abrió la puerta y sonreí al verle entre la multitud. Dave. Todo lo que me interesaba.

La gente se hizo a un lado para permitirnos el paso. No era la primera vez que entramos en una discoteca, pero sí en esta. Dave me conocía, y no iba a permitir que me dejaran entrar si él podía evitarlo. Pero ya no podía.

— ¡Dios, esto es genial! — Gritó Cassie entusiasmada — Y tu tío está muy bueno — Comentó al darse cuenta hacía dónde estaba mirando desde que habíamos entrado. 

— ¡No es mi tío! — Me quejé. 

Dave siempre había sido como un hermano para mi madre, desde que eran pequeños, y eso, a efectos prácticos le convertía en mi tío. ¡Pero teóricamente no lo era! Y menos mal, porque yo quería ser para él de todo menos su sobrina. 

Noa sabía exactamente qué me estaba rondando por la cabeza porque me dio un codazo y me miró con cara rara.

— Se te cae la baba — Dijo, y tiró de mí hacia la barra, que estaba justo al lado contrario que Dave — Disimula un poco o va a salir corriendo.

— Estoy cansada de que me trate como una niña — En ese momento, nos sirvieron un par de Malibús con piña. «Quizá debería haber pedido otra cosa», pensé. 

— Para él lo eres. Te dobla la edad...

— ¿Y qué? Mis padres se sacan 10 años y ahí los tienes...

— No, si se nota que la tontería va de familia.

— ¡Oye!

— Oye nada, ¿tú ves normal que quieras liarte con un tío de 32 años? ¡Y que encima es tu tío!

— ¡Que no es mi tío, joder!

— Aunque no lo sea..., para él tú eres su sobrina y no va a mirarte de otra forma.

— Noa, se supone que eres mi amiga; deberías animarme.

— Por eso mismo, soy tu amiga y opino que deberías dejarlo ya... Además estos no van a tardar en venir.

— Que tú quieras liarte con Mike no quiere decir que yo tenga que liarme con alguno de ellos — Noa me sacó el dedo el medio y yo solté una carcajada —. Sabes que te apoyo con eso... No soy como tú. 

— Birdy, haz lo que quieras, pero luego no me vengas llorando y suplicando no oír aquello de "te lo dije". 

Le guiñé un ojo a mi amiga y terminé el contenido de mi vaso. Algo me decía que esta vez no tendría que escuchar aquella estúpida frase. 

Era consciente de que para Dave yo era una niña, y para colmo su sobrina y ahijada, pero aquello no iba a hacer que me echara marcha atrás. Llevaba tras él desde que vino con nosotros de vacaciones a Miami hacía cuatro años con aquella Barbie. Recuerdo hacerle la vida implosble hasta que se enfadó y se fue, dejando a mi tío soltero - y a mí disposición -. Aunque obviamente no pasó nada, porque yo era una cría y la excusa que utilicé cuando me pillaron fue decirle que envidiaba a la rubia por quitarle el tiempo que antes utilizaba para jugar conmigo. Aquello lo conmovió y me acercó más él. 

Pero esa noche sería diferente; volvería a acercarme a él, pero no para jugar. Bueno, al menos no de la misma manera. 

— ¿Qué haces tú aquí, enana? — Preguntó con una sonrisa torcida en la boca. 

— Ya no soy tan enana — Dave me miró de arriba abajo y yo tuve que hacer esfuerzos para no sonreír. 

— Ya veo. 

— Podrías estirarte e invitarme a una copa, ¿o qué tito?

— Eres menor de edad... Si tu madre se entera de que te doy alcohol me mata — Se burló. Sonreí, me puse de puntillas a la altura de su oído y susurré lo suficientemente alto para que me oyera: 

— No tiene por qué enterarse de nada.

Dave me guiñó un ojo, me dio la mano y me llevó a una sala un poco más tranquila. Era el dueño de la discoteca, así que no tuvimos que hacer nada especial para entrar. La musica en esta habitación era suave y podíamos hablar sin la necesidad de gritar tanto. Me guió hasta la barra del fondo y de un salto se puso tras ella.

— ¿Qué quieres?

— Ron con Cola. 

— ¿No eres un poco pequeña para beber cosas tan fuertes, mito?

— Hoy es un día especial.

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Buenas.

Antes de que os quejéis de que queríais saber más sobre la vida de Van como protagonista, os informo de que está seguirá siendo una de las narradoras de la historia, pero me pareció interesante dividirlo entre madre e hija y hacer varios puntos de vista, ya no solo de una historia (como es la de Vanessa), sino de dos (como es también la de Birdy). 

Espero que os siga gustando como hasta ahora, que comentéis, votéis y todas esas cosas que aunque no sepáis me hacen muy, muy feliz. 

Se os quiere, 

Ari (@writtenlifes)

Love (Lies #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora