Primer aviso

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Después de la pelea, Guillermo no se acercó a ella. Era la primera vez que no la hostigaba después de la clase. Satisfecha por su hazaña, fue al encuentro de Partidas con buen humor. Le contó su increíble victoria y después hablaron de su inminente entrada en el mundo del freestyle.

- He decidido apuntarme a la audición de la Redbull.

- Genial, ¿dónde es?

Partidas soltó una carcajada.

- En ningún lado. Hay que mandar un video en directo haciendo freestyle con las palabras que vayan saliendo para que te escojan.

- ¿Y cuándo vas a hacerlo?

- El casting se abre dentro de tres meses.

- Entonces todavía falta.

- Es la cuenta atrás. Voy a pasarme las próximas semanas rapeando sin parar.

Adrasteia no tenía duda. En pocos meses su vida daría un enorme giro. Y ella estaba dispuesta a seguirlo a donde hiciera falta.

Motivado por sus expectativas, Partidas quiso festejar su futura fama con un buen polvo. Estaba tan excitado por los días de abstinencia que no aguantó ni tres minutos para satisfacción de Adrasteia.

Llegó a su casa cerca de las doce de la noche, casi a la par que su madre. Ambas llevaban ropa deportiva y el cabello recogido en una cola alta. Aunque a diferencia de Adrasteia, Iris iba perfectamente maquillada.

- ¿Dónde has estado?

- Con mi novio.

- Ah, bien – comentó Iris metiendo la llave en la cerradura -. ¿Y ha ido bien?

- Ha sido fantástico.

En cuanto cruzaron el umbral, ambas olvidaron que la otra existía.

Adrasteia se fue directa a la ducha. Estaba desabrochándose el sujetador cuando Aura entró en el baño. Tenía el rostro ceniciento y apenas le dio tiempo a preguntarle qué ocurría.

- Me han seguido hasta casa – espetó a toda prisa.

- ¿Quiénes?

- Quiénes van a ser. Me fui a casa directamente en cuanto te marchaste a ver a Partidas. Al principio no me di cuenta porque iban montados en el coche. Pero antes de entrar en casa pasaron por delante de la puerta con un Seat Ibiza rojo.

- Hijos de puta.

- ¿Qué deberíamos hacer?

- Para empezar, es la última vez que te dejo volver a casa sola – dijo notando como todos sus músculos se tensaban -. Los encararé mañana en el gimnasio y si es necesario hablaré con el entrenador.

- ¿Y qué harás cuando vayas a ver a Partidas?

- ¿A qué te refieres?

Aura la miró horrorizada.

- Debes estar bromeando. Yo no corro peligro en casa. Pero tú vuelves sola casi a diario desde que sales con él. ¿Y si te atrapan y te dan una paliza?

- Que lo intenten.

- No seas estúpida. No puedes ganar a tres tíos.

Adrasteia suspiró, y en contra de su temperamento, asintió dándole la razón.

- Tenemos que mantenernos en contacto constantemente por si ocurre algo – dijo Aura -. Sé que no puedo evitar que vayas a la plaza a rapear, pero tal vez podrías pedirle a Partidas que te acompañe a casa. Al fin y al cabo, es tu novio. Y no me pongas esa cara.

- No necesito que nadie me proteja.

- Es menos probable que Guillermo y sus retrasados compañeros te ataquen si vas con alguien.

Adrasteia se sentó en el borde de la bañera. No podía dejar de apretar los puños cada vez que imaginaba a aquellos cerdos cerca de su hermana.

- Podemos usar la ubicación de WhatsApp – propuso Adrasteia -. Te deja enviar una señal a tiempo real. Dura ocho horas, suficientes desde que me marcho hasta que regreso.

- Y nos mandaremos un mensaje cada vez que pase una hora.

- Eso me parece excesivo.

- Estamos hablando de una paliza. Guillermo es un psicópata que se alimenta de problemas. Todos saben que reventó a golpes a un chico. Y a ti te tiene ganas desde hace tiempo.

- Vale, vale. Mensaje cada hora. Entendido.

- No te tomes esto a broma.

- No me lo tomo. Simplemente me preocupas más tú.

Esa era la triste realidad que prácticamente toda la humanidad sufría. Era mucho más doloroso lo que les hacían a tus seres queridos que a ti.  

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