Resaca

45 5 0
                                    

Un intenso martilleo provocó que Adrasteia gruñera. Fue tan horrible que se llevó una mano a su frente para tratar de calmarlo. Entonces se percató del brazo que la rodeaba con firmeza y trataba de acercarla a un cuerpo cálido.

Intentó abrir los ojos para orientarse, sin embargo, la habitación permanecía en penumbra. Cuando logró adaptarse a la oscuridad, vio que las persianas estaban bajadas y que había alguien durmiendo en el suelo boca arriba. Adrasteia no podía jurarlo, pero le pareció que se trataba de Chuty, quien roncaba suavemente. Al contrario que Jonny y Mau, que parecían competir por ganar el primer puesto. No comprendía cómo podía haber dormido con semejante ruido toda la noche.

El dolor de cabeza volvió a taladrarla, en tanto su cuerpo se quejaba aún por las agujetas. Sus manos eran las únicas que mostraban un dolor llevadero. Tanto hielo había servido para bajar la inflamación.

La mano que rodeaba su abdomen volvió a apretarla. El gruñido a su espalda le confirmó que se trataba de Wos. Ligeramente nerviosa, comprobó aliviada que continuaba llevando la ropa puesta. En especial la camiseta de Skone, que se le había quedado pegada por el sudor. En general, la temperatura de la habitación era sofocante, no solo por el número de persona, si no por la falta de ventilación. No entendía cómo Wos podía soportar estar tan pegado a ella, y menos con Skone en el otro lado.

Deseosa por darse una ducha, se libró del brazo de Wos, y se encaminó a la puerta de puntillas. Desgraciadamente, no había un solo cuerpo en el suelo.

- La reconcha de tu madre – se quejó Papo tratando de golpear con pies y manos a quien acababa de darle una patada en el estómago.

Reprimiendo su propio dolor, dio dos rápidos pasos hasta la puerta y se marchó a toda prisa. Ya se ocuparía de las represalias después.

No se había percatado de lo exageradamente recargado que estaba el ambiente hasta que no tomó una bocanada de aire en el pasillo. Las condiciones de esa habitación no podían ser salubres. Desgraciadamente, cuando la luz del sol la dejó medio ciega y la cabeza volvió a taladrarla, se planteó volver a entrar. Luchando contra los síntomas de la resaca, caminó decidida hasta su cuarto.

Al entrar, la habitación limpia y ordenada salvo por la maleta que reposaba abierta en el suelo, la recibió. Maldijo el pequeño boquete que había dejado en la pared el día anterior. Ya le prometió al hotel que pagaría la reparación.

Se dio una larga ducha ignorando su imagen en el espejo. Cuando salió, con el cabello empapado que a duras penas había logrado lavar, fue directa a la cama. No se molestó en vestirse. Únicamente tuvo la sensatez de bajar la persiana antes de caer rendida en el mullido colchón.

El sonido de la puerta la hizo dar un pequeño grito. Tenía algo de saliva en la mejilla tras las horas de sueño. No estaba precisamente renovada, pero al menos podía sobrellevar el dolor general.

Se puso una camiseta larga a modo de vestido antes de abrirle la puerta a Chuty.

- Nos recogen en media hora – dijo sin más dándole el top manchado que había olvidado en su habitación antes de volver a irse.

Adrasteia suspiró atontada y se puso manos a la obra.

Mientras sacaba unos shorts y escogía los zapatos más cómodos que tenía, encendió el móvil. Se dijo a sí misma que solo era para entrar en redes y ponerse al día con las novedades. Tenía que subir alguna foto de la batalla con Mau, no quería que la gente pensara que estaba molesta por perder. Volvió a repetirse que se trataba de eso, aunque se le hizo un nudo en el estómago al ver las diez llamadas de su padre, además de múltiples mensajes. Nada de Aura, ni de Iris.

NÉMESISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora