Componer

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Estuvieron conversando con Skone, Arkano y los demás hasta casi las nueve. Los pobres estaban agotados después de pasar todo el día con las mentes ocupadas.

Cuando regresaron, Aura continuaba haciéndole preguntas. En especial de Partidas. Se alegraba profundamente de que este hubiera perdido en la segunda ronda. Ella compartía su entusiasmo en la justa medida.

Ganar aquel casting iba a implicar muchas más batallas. Por lo que le habían informado, le llegaría un correo con el próximo evento en el que tendría que participar.

- Voy a buscarte un modelito que vas a dejarlos a todos impresionados.

- ¿Podría llevar pantalones? – suspiró Adrasteia.

- Tal vez. He estado echando un vistazo por varias tiendas.

- ¿Y?

- Nos va a salir mejor para el presupuesto que compremos por internet. En aliexpress hay ropa muy interesante y barata. Y dado que vas a necesitar unos buenos outfits para impresionar en el escenario, la originalidad de china te será útil y económica.

- Me alegra contar contigo para estos asuntos. Pero te recuerdo que todavía está por ver lo lejos que voy a llegar.

- Bueno, una de las ventajas de ser una diosa es la omnipotencia.

Adrasteia soltó una carcajada.

- Si sigo repitiéndomelo demasiado acabaré por creérmelo de verdad.

- Tal vez eso es lo que necesitas para triunfar.

Adrasteia asintió. Su hermana sabía lo que decía.

En los días siguientes, Adrasteia continuó entrenando a diario. No podía descuidar su trabajo si quería ampliar su fondo de armario. Así que procuró equilibrar su hobby y sus ingresos con la ayuda de Aura. Resultaba que su hermana tenía talento para la administración de su salario. Y dado que era ella la que escogía y pedía la ropa, cedió su potestad.

Partidas volvió a escribirle. No la sorprendió. Sabía que se había mudado a Madrid, y como él iba a pasar unos días por allí, le propuso que se vieran. Adrasteia ni siquiera necesitó pensárselo. Lo bloqueó al instante.

En su cuarto, con el cuaderno con el que había comenzado a componer sus propias canciones, se desahogó. Derramó sobre el papel su vergüenza al haberse metido de lleno en una relación con un niñato que no la quería. Ella había estado tan desesperada por encajar y que alguien le prestara atención que había acabado con su orgullo pisoteado. Le resultaba surrealista recordar el tiempo que había estado tragando cada uno de sus pensamientos. Empezando por las interminables conversaciones en las que solo hablaban de él. El sexo duro que practicaban y que a ella tanto le desagradaba. Y, sobre todo, la facilidad con que le había puesto los cuernos. Ni siquiera estaba enamorado de otra. Simplemente vio la oportunidad de pasar un buen rato y la aprovechó escudándose en que lo habían retado. Y claro, como era un tío, no podía echarse atrás. Ni una sola disculpa. Las cosas con él funcionaban así. Si no te interesaba, ahí tenías la puerta. Y ella la había cerrado para siempre.

No lo extrañaba. Esa era la verdad. Pero la mortificaba lo estúpida que había sido. La chica dura capaz de subirse al ring con tipos más grandes que ella. La misma que se había presentado ante sus ídolos y había logrado rapear sin que le temblara la voz. Esa misma había permitido que un idiota la menospreciara. Lo mejor de todo, él ni siquiera se había dado cuenta. Tenía una realidad tan distorsionada sobre lo que era correcto, que no había pensado en sus sentimientos. Era un egoísta de mierda. Y se alegraba de que hubiera perdido.

Pasaron más de cinco horas hasta que estuvo satisfecha con el resultado. No le había mostrado sus canciones a nadie. Únicamente su hermana podía escucharla rapear sola en su habitación. Ella siempre le decía que estaba practicando. Aquellas letras eran demasiado personales como para mostrárselas al mundo. Incluso a Aura, a la que comenzaba a ver mucho más recuperada. Desde que había empezado a tomarse el rap en serio, ella misma lucía mucho más alegre. Aura iba a continuar el instituto desde casa. No se sentía lo bastante fuerte como para volver a una clase con desconocidos. Pero al menos ya iba haciendo cosas.

Una tarde le propuso que la acompañara a las clases de boxeo. Aura le sonrió y dijo que se lo pensaría. Aunque todavía no le había dado una respuesta.

Estaba repasando otras de sus canciones cuando le llegó un correo. Su próximo evento sería en un mes. También en Madrid. Pero en esta ocasión, se subiría a un escenario. 

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