Hay personas a las que les cuesta desarrollarse. En ocasiones es por el ambiente en el que viven. Demasiado protegidos y mimados. Otros, simplemente nacen con un carácter dócil. Ese era el caso de Aura.
Había sido un bebé tranquilo para alegría de Iris. Prácticamente nunca lloraba. Y no dio problemas ni para comer ni para dormir. Bastaba con cogerla en brazos tras darle de mamar para que se durmiera. Cuando pasaron a las papillas y los potitos, ni siquiera protestó. Se zampó el primer potito de frutas en una sentada. Era tan buena, que Iris no tardó en encargarle a Adrasteia que se ocupara de darle de almorzar.
Adrasteia no había mostrado un gran interés por su hermana cuando nació. Le pareció una cosita pequeña y silenciosa que difícilmente podría entretenerla. Así que no le hizo demasiada gracia tener que darle de comer cada día si quería que la dejara ir a entrenar con su padre. Pero tal y como su madre había prometido, Aura no daba ningún problema. Se tomaba su almuerzo con prontitud y se quedaba en silencio viendo la televisión.
Los fines de semana en que Adrasteia y ella les tocaba dormir con su padre, compartían habitación. Su hermana pequeña era callada, pero no por ello aburrida como descubrió una noche en que comenzó a hacerle preguntas. Aura ya tenía cuatro años en aquel momento y se pasaba la mayor parte del tiempo en las nubes. Fantaseando con historias de mundos mágicos y personajes mitológicos. Ambas habían pasado sus primeros años escuchando los cuentos que les contaba su madre. Lo que no sabían aún era que se trataban de las historias de los dioses griegos. La favorita de Aura era la que llevaba su nombre.
- Aura era una diosa a la que asociaban a la brisa. Era muy veloz y era conocida por ser una gran cazadora.
- Estaba escrito que podía correr tan rápido como el viento y que era una arquera experta – continuó Adrasteia recordando el cuento - Sus habilidades para correr y cazar eran tan conocidas que el héroe tebano Acteón nombró a uno de sus perros Aura. Feidolas de Corinto, que compitió en los antiguos Juegos Olímpicos griegos, tenía un caballo llamado Aura.
- Sí – susurró su hermana. Aún en la oscuridad, bajo las mantas, Adrasteia podía intuir su enorme sonrisa -. También era una diosa de la cacería y reinaba en los bosques. Era tan rápida que ni siquiera los hombres podían atraparla.
Adrasteia y Aura pasaron el resto de la noche susurrando sus relatos favoritos. Fue la primera de muchas. Poco a poco, fueron haciéndose más y más amigas, hasta el punto de contárselo todo.
Iris no tardó en aprovechar la situación encargándole cada vez con más frecuencia a Adrasteia que se ocupara de su hermana. Al principio solo se trataba de vestirla. La pequeña ya sabía comer y bañarse sola. Pero aún necesitaba ayuda para lavarse el pelo. Los fines de semana que no les tocaba con su padre, solía tener que acostar ella a su hermana, ya que su madre acostumbraba a marcharse con sus amigas. No sabían a qué hora regresaba, aunque siempre desayunaba con ellas al día siguiente. Cuando se lo contó a su padre, este tuvo una pelea con su madre a gritos en una esquina del gimnasio. Muy similar a la que Iris tuvo con Adrasteia al llegar a casa.
La amenaza de Iris fue clara y contundente, si volvía a hablarle de sus salidas los fines de semana a su padre, no volvería a las clases de boxeo.
Aura escuchó aquella conversación oculta en las escaleras. No entendía mucho de las peleas de mayores, pero sí sabía lo importante que era para su hermana el entrenamiento con su padre.
Cuando se fueron a dormir a la habitación que ahora compartían, se metió en la cama de su hermana abrazándola con fuerza. Adrasteia nunca lloraba cuando la regañaban. Aunque le pareció un detalle enternecedor el gesto de Aura.
- No te preocupes. Mañana se le habrá pasado – susurró Adrasteia acariciándole el pelo.
- Quiero entrenar contigo y papá.
- ¿En serio?
Aura alzó la cabeza para mirarla en la penumbra.
- No me gusta quedarme sola con mamá.
Adrasteia no le hizo más preguntas. Al día siguiente le regaló sus guantes de boxeo.
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NÉMESIS
ФанфикAcostumbrada a los rings de boxeo, Némesis jamás pensó que llegaría el día en que acabaría subida a un escenario. Como tampoco imaginaba la fuerte atracción que surgiría entre ella y uno de los raperos más famosos de argentina. Esta es su historia.