No dejaba que nadie se le acercara. Apenas sí era capaz de tolerar al doctor que las había atendido. Ella se conformaba con que le diera sus pastillas para flotar y olvidar.
Adrasteia no tardó en recuperarse tras el combate. A su hermana ya apenas se le notaba el ojo hinchado. Ella en cambio parecía un monstruo. Toda desfigurada y destrozada.
Sus compañeras habían ido a verla al hospital, pero Adrasteia había impedido que entraran alegando que no estaba en condiciones de recibir visitas. Sabía que no lo hacía a malas. Solo quería protegerla.
- El doctor dice que te dará el alta en pocos días – le comentó con la bandeja de comida que le acababa de traer la enfermera.
- Genial.
Adrasteia la miró, y en sus ojos vio reflejada la culpabilidad que sentía. No habían hablado de ello, aunque estaba segura de que aquello las estaba consumiendo a las dos. Llevaba tres noches seguidas con ella en el hospital. Apenas comía, y dormía aún menos. Siempre aparecía a su lado cuando se despertaba chillando en mitad de la noche. Sus ojeras eran tan profundas que llegó a preguntarse cuántas horas había sido capaz de conciliar el sueño. Tal vez lo evitaba al igual que ella. En el mundo real era más fácil amortiguar los recuerdos.
Aura no sabía cómo se sentía. Había tenido que hablar con dos policías y un abogado que había contratado su padre. Todos le decían que se ocuparían del caso. Que se encargarían de que se hiciera justicia. Ella solo quería dar marcha atrás. Al momento en que su hermana le pidió que no fuera a las clases de boxeo hasta que ella se recuperara.
Pero la había ignorado. Porque al igual que Adrasteia, ella había estado más preocupada por lo que pudiera pasarle a su hermana.
Ni siquiera los vio venir. Aparecieron cuando apenas había doblado la esquina para entrar en el gimnasio. El móvil guardado en la mochila tras confirmarle a su hermana que había llegado bien. La dejaron inconsciente de un solo golpe. Después, se despertó en la mayor de sus pesadillas.
Aura negó con la cabeza tratando de apartar el recuerdo. Su hermana aún la estaba mirando.
- Si me pides que los mate, te juro por lo más sagrado que lo haré.
A pesar del dolor, Aura le sonrió. Así era su hermana, una mujer de acción.
- Yo le di una paliza a Partidas y tú a esos tres. Estamos en paz.
Esperaba que aquello le provocase a Adrasteia una pequeña carcajada. Pero en su lugar se echó a llorar.
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NÉMESIS
Fiksi PenggemarAcostumbrada a los rings de boxeo, Némesis jamás pensó que llegaría el día en que acabaría subida a un escenario. Como tampoco imaginaba la fuerte atracción que surgiría entre ella y uno de los raperos más famosos de argentina. Esta es su historia.