Cita doble

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Eran pasadas las dos de la tarde cuando Aura por fin llegó a casa. Había pasado la noche en casa de Bnet. Y aprovechado que dormía hasta tarde, había pasado la mañana preparando un examen que tenía al día siguiente. Procuró posponer su regreso lo máximo posible para darles espacio e intimidad a su hermana y a Wos. Quien confiaba que llevara ropa puesta. Temiendo encontrarlos en una situación comprometida, se aseguró de hacer especial ruido mientras abría la puerta. Incluso entró con los ojos cerrados.

- Hola, hermana – dijo lo bastante alto como para que la escucharan hasta los vecinos de enfrente. Curiosamente nadie le respondió.

Habrán salido a almorzar y reponer fuerzas, pensó sonriente.

Se dispuso a prepararse un rápido almuerzo que probablemente sería una ensalada cuando escuchó la puerta de la entrada abrirse. Su hermana apareció por el umbral con el mismo vestido que la noche anterior. Y a juzgar por sus mejillas sonrosadas y la falta de ojeras, había dormido bastante bien.

- Buenos días – la saludó observando cómo se colocaba la larga melena negra, algo despeinada, sobre uno de sus hombros,

- Buenas tardes más bien.

- Oh, cierto – asintió fingiendo gran interés en la lechuga que estaba cortando - ¿Qué tal las cosas ayer?

Captó por el rabillo del ojo que su hermana evitaba mirarla, incluso le pareció que se ruborizaba aún más.

- Bien, fue un reencuentro agradable.

- ¿Solo agradable? – inquirió alzando una ceja con una media sonrisa que provocó que su hermana apretara los labios - ¿Hay algún motivo especial para que continúes con la misma ropa?

Se miraron, se retaron. Y cuando creyeron que no aguantarían más, se echaron a reír.

- Cuéntamelo todo. Absolutamente cada detalle.

- Ni hablar. Eso se queda entre Wos y yo.

- ¿Entonces sí que hubo sexo?

Adrasteia se llevó las manos al rostro, tratando de ocultar la rojez de sus mejillas.

- Sí – confesó antes de que ambas se pusieran a pegar saltos por la cocina.

- Dime, ¿estuvo bien?

- Fue apoteósico.

Aquel fue el turno de Aura de cantar victoria abrazándola con fuerza.

- No sabes lo mucho que me alegro. Ya era hora de que gozaras con el verdadero sexo.

- Desde luego, si hubiera sabido que iba a ser tan divertido lo hubiera hecho mucho antes con él.

- Pero la pregunta más importante es: ¿Le quieres?

A pesar de su fingida reticencia, Adrasteia asintió.

- Es una sensación extraña. Y espero que estas ganas de estar tocándolo y besándolo todo el rato se vayan poco a poco.

- ¡Venga ya! Si esa es la mejor parte de las relaciones. En serio hermana, lo que vas a vivir esta semana, lo recordarás toda tu vida.

Aura no se equivocaba, como bien lo demostraron los dos días siguientes. Su hermana y Wos pasaron cada minuto que pudieron juntos. Cada mañana, cuando se reencontraban en la cocina, Adrasteia le narraba lo intensa que estaba siendo cada hora que compartían. Había perdido la cuenta de las veces que hacían el amor. Pero no podían evitarlo, le admitía, la necesidad de sentir sus cuerpos era demasiado. Ella por su parte, tampoco evitaba sus encuentros con Bnet. Después de bastante insistencia, ambas compartieron detalles más íntimos de sus experiencias. Entre ellas, Adrasteia le recomendó que probara algunas posturas que todavía no había practicado con Bnet. Y ella a su vez la incitó con otras.

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