Masturbación

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Era una mierda tener a sus amigos tan lejos.

Prácticamente se pasaba las semanas aguardando el próximo evento para ir a verlos. Skone se había convertido en una especie de hermano mayor. No hablaban jamás por teléfono, pero cada vez que volvían a verse era como si las semanas no hubieran pasado. Chuty era más serio, pero siempre cuidaba de ella. Era la mente calmada cuando le entraban sus cabreos de perdedora. Walls era simplemente genial. Sus temperamentos congeniaban con facilidad. Era con el que más charlaba. Se había atrevido incluso a mandarle por audios algunas de sus propias letras después de que le estuviera insistiendo durante meses. Según él, tenía talento. Según ella, solo trataba de ser amable. Force y BTA eran las personas más fáciles de querer. Habían salido una tarde junto con Skone y Aura para beber después de que BTA perdiera a manos de Skone. Y desde entonces estaba prendada. Que BTA tuviera afición por boxear, solo intensificó su relación. De no haber vivido en Málaga y ella en Madrid, habrían quedado más a menudo.

Luego, estaba Bnet. El callado que sabía ser simpático cuando quería. No tenía nada personal contra él, más allá de su interés por Aura. Llevaba tiempo sospechándolo. Pero cuando vio que su hermana empezaba a estar con el móvil en la mano a todas horas, en vez de un libro, las alarmas saltaron.

- Solo hablamos de vez en cuando – le había dicho Aura con desgana.

La ceja alzada de Adrasteia habría sido amenaza suficiente para muchos hombres. Pero Aura no hacía más que quitarle importancia. La primera señal de que comenzaban a estar demasiado unidos para su gusto.

Aura había cogido un poco de peso los últimos meses. No era especialmente evidente a simple vista. Pero sus costillas ya no estaban tan señaladas y sus caderas volvían a tener algo de redondez. Había empezado a correr por las tardes en un parque que no quedaba muy lejos. Era un recorrido aburrido que la hacía sentir segura. Sin embargo, no había vuelto a mostrar interés por el boxeo.

- ¿Te gustó pelear alguna vez? – le había preguntado mientras desayunaban en la diminuta mesa de la cocina.

Aura la miró extrañada antes de encogerse de hombros.

- Era un deporte entretenido que nos unía. Aunque tampoco es que me apasionara.

- ¿Y qué te apasiona?

Su hermana no supo responderle, pero Adrasteia podía intuir qué clase de cosas empezaban a interesarle. Y por nada del mundo quería que acabara sufriendo lo mismo que ella.

Fue un momento muy jodido para ella. En especial porque no había hablado de aquello con nadie. Había dado por sentado que después de la horrible experiencia que había vivido, su hermana no volvería a mostrar interés por los hombres en su vida. Y ahora aparecía un rey del skill y la enredaba.

- Sé que este tema es complicado para ti y no pretendo incomodarte – comenzó haciendo que su hermana la mirara atónita.

- ¿Te ha pasado algo?

- No. Todo está bien. Es solo que me inquieta lo tuyo con Bnet.

Aura puso los ojos en blanco como respuesta.

- Ya te he dicho que solo somos amigos.

- Y te creo, pero es probable que él no esté interesado en ti solo como una amiga.

La expresión de Aura hizo que Adrasteia casi le soltara una fresca. Casi.

- Sabes perfectamente cómo pueden ser los hombres cuando se les va la cabeza.

- No compares a Javier con esos cabrones. No tiene nada que ver – dijo Aura alzando la voz.

Adrasteia abrió suficiente los ojos como para que estos decidieran salir de sus órbitas si les apetecía.

- No he dicho eso. Simplemente no sé lo que has aprendido del sexo en tu vida. Y creo que aún eres muy joven para empezar a experimentar.

- No soy virgen Adrasteia – le espetó echando fuego por los ojos -. Pero no voy a permitir que esa mierda me impida vivir mi vida. Ya me he recuperada físicamente, y emocionalmente siento que estoy lista para empezar a salir con alguien.

- Tienes quince años Aura. Y Bnet dieciocho. Es prácticamente ilegal.

- No voy a seguir con esta conversación.

Aura se estaba poniendo en pie cuando Adrasteia la tomó del brazo.

- Mi vida sexual ha sido una auténtica mierda – dijo sin pararse a pensar -. Y no quiero que pases por las mismas situaciones que pasé yo, solo porque crees que estás enamorada.

- ¿A qué te refieres? – inquirió paralizada.

- Siéntate, y te lo explico.

Y así lo hizo. Con todo lujo de detalles, tanto físicos como emocionales. Si aquella era la única forma de mantenerla alejada de ese listillo, no le importaba compartir con ella la parte más humillante de su vida.

- ¿Por qué nunca me hablaste de ello?

- Me daba vergüenza.

Aura negó con la cabeza.

- Podría haberte ayudado – dijo agarrando su mano.

Adrasteia suspiró devolviéndole el apretón.

- ¿De qué modo?

- Para empezar, te habría obligado a masturbarte.

- ¿Cómo?

- Lo que has oído ¿Cómo esperas disfrutar en la cama con un chico si ni siquiera sabes complacerte a ti misma?

Adrasteia no tenía argumentos para aquello. Y contra todo pronóstico, su hermana pequeña le dio una abrumadora clase de sexualidad que logró sacarle los colores un par de veces. Esa noche, la mandó a su habitación con tareas pendientes, aunque sin éxito. Fueron necesarios dos días de prácticas e intentos antes de que sucediera el milagro. Y de verdad que fue cosa de otro mundo cuando experimentó un orgasmo por primera vez en su vida. A partir de entonces, le cogió un cariño especial a aquella parte de su cuerpo que mimaba cada noche de forma regular. 

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