Cuando Adrasteia vio su nombre en cuatro de las cinco pizarras de los jueces, casi no podía respirar. Su rival había sido un tipo muy duro que le había soltado un punchline apoteósico. Ella había procurado mantener el nivel y enfocarse en los objetos que tenía delante, más que en su contrincante. Todavía estaba intentando averiguar cómo lo había conseguido cuando varios chicos la rodearon para felicitarla. Era la única chica que quedaba.
El corazón continuaba tronando en su pecho cuando dio las gracias con su mejor sonrisa y fue a sentarse para ver el resto de las batallas.
Partidas era el siguiente. Ya había tenido oportunidad de ver los diferentes objetos que había en las cajas. Así que llevaba cierta ventaja. Pero su competidor también había tenido tiempo de pensarse un par de rimas.
Adrasteia nunca le había preguntado a Partidas si entrenaba en casa. Por lo que sabía, su aprendizaje era puramente callejero. Era un experto humillando a su adversario. Aunque todavía no le había visto interactuar con objetos inanimados.
Su primera rima fue un golpe duro para su contrincante. Básicamente le dijo que le regalaba una almohada para poder sentarse cuando le salieran las almorranas. Simple pero efectivo. Sin embargo, después de aquel comienzo, prácticamente no utilizó objetos. Su rival en cambio cumplió con el reglamento y rapeó con uno distinto cada diez segundos.
Cuando el nombre de su oponente salió en todas las tablillas, Adrasteia sonrió abiertamente. Incluso soltó una leve carcajada cuando Partidas la miró.
La última ronda no se hizo esperar. Los dieciséis finalistas tenían los nervios a flor de piel. Adrasteia tuvo que respirar pausadamente varias veces para controlar sus pulsaciones. Puede que en el boxeo dependiera en gran parte de su cuerpo. Pero la mayor batalla siempre era con su cerebro. Estaba a punto de enfrentarse a un oponente que probablemente llevara rapeando mucho más tiempo que ella. Sin embargo, Adrasteia sabía que por muy fuerte o duro que fuera su rival, siempre ocultaba un punto débil. Y su trabajo era averiguar cuál era para atravesar su defensa. Aquello era igual. Solo tenía que convencerse a sí misma.
Eran dos rondas de ciento veinte segundos a cuatro por cuatro con cuatro compases. Simple y jodido. Eran lo que llamaban minutos a sangre. Una respuesta tras otra, como cuando golpeabas a tu rival. Primero uno ataca, y después el otro responde. Aprovechas para observar el modo en que golpea tu rival para devolvérsela.
Adrasteia y su rival SGK se colocaron en el centro. La base comenzó a sonar, SGK empezaba.
- Me toca con una piba con complejos de diva. Que ha venido arreglada para arrodillarse en la oficina. Pobrecilla es la única forma de encontrar trabajo. Porque con el currículum que tiene no se come un carajo.
Adrasteia sintió a Némesis en el instante en que se le escapó una carcajada y avanzó con picardía hasta su rival. Sentía una energía en su cuerpo descomunal. Y estaba lejos de sentirse nerviosas. Al fin y al cabo, era mucho más poderosa que unos simples mortales.
- Que no me como un carajo, ¿estás seguro mentecato? Si tienes veinticinco años y todavía sigues en paro. Me has criticado por venir muy arreglada. No ducharte no va a darte más puntos en la batalla.
- Pero qué dices cabrona. Yo te voy a joder. Trabajo desde los quince años, no me afecta el estrés. Todo lo que gano, se lo doy a mi madre. No soy una niñata que le sigue pidiendo dinero a sus padres.
- Dinero a mi padre, yo lo mortifico. Yo no le pido dinero a mi padre, yo me lo gano con esfuerzo físico. ¿Por qué no te miras un poco más al espejo? Y descubres si te agrada lo que te devuelve tu reflejo.
- Pues claro que me gusta lo que veo en él. Soy guapo y atractivo, con las mujeres tengo nivel. ¿Por qué no mejor te miras tú? Y ves si tienes suficiente talento para aspirar a la Redbull.
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NÉMESIS
FanficAcostumbrada a los rings de boxeo, Némesis jamás pensó que llegaría el día en que acabaría subida a un escenario. Como tampoco imaginaba la fuerte atracción que surgiría entre ella y uno de los raperos más famosos de argentina. Esta es su historia.