SHADIA
Sabía que los chicos aún no habían llegado así que me fui hasta la barra y pedí una copa para amenizar el momento. No era fanática de la bebida, pero no me negaba un trago cuando la situación lo ameritaba, no estaba en contra de eso.
Me dispuse a beber mi trago y entonces lo vi, justo enfrente y hablándome.
¿Qué?
Me puse un poco nerviosa pero traté de actuar natural, tomándome un segundo para digerirlo.
Por favor, ya no tenía quince años.
Se disculpó nuevamente y no pude negarle nada a esos ojos.
¿Cómo alguien podía ir por ahí con esos celestiales orbes de un azul tan claro?
Era un jodido pecado.
¡Ahhh!
Se sentó a mi lado y empezamos a conversar. Ambos esperábamos a nuestros amigos, que gracias al cielo aún no se aparecían. No solo era lindo en su forma de expresarse sino que también era de hermosos ojos azules, cabello oscuro perfectamente peinado, barba pulcra y sexy, cuerpo ideal.
¡Por Dios!
Me aseguró que era médico, haciendo puntos extras. Además tenía buena conversa, era algo gracioso, no estaba tomando alcohol, lucía muy interesante y extrañamente proveníamos del mismo país y la misma ciudad.
Dios sabía que era mi cumpleaños y me envió ese detalle súper personalizado.
No bastaba con decir que cada palabra suya me hacía reír, me sentía extrañamente atraída hacia él, todo mi cuerpo se mantenía expectante; aunque en momentos no le creía algo de lo que hablaba, estaba completa e innegablemente perdida en sus ojos.
¡Que no sea un tipo raro!
Hablamos y me generó una confianza única. Le dije algunas cosas sobre mí y él otras tantas. El lugar se llenó aún más que cuando llegamos, estábamos demasiado cerca. Mi respiración y mi corazón se aceleraban y ralentizaban de una manera anormal. Me miraba provocativamente y me sonreía con esos dientes perfectos.
Lo deseo.
¿Pero qué?
Sí. Eso fue justo lo que pensé.
¿Cuántas copas me había tomado?
¿En qué carajos estaba pensando?
Ni siquiera sabía quién era realmente.
Estaba loca. Sí, oficialmente enloquecí.
¡Intérnenme ya!
Lo miré y no pude evitar morderme los labios.
—Deja de hacer eso —expresó casi en susurro, observándome con seriedad.
— ¿Qué? —respondí notablemente fuera de mis casillas.
Nuestros cuerpos se rozaban de tanta cercanía.
—No te muerdas el labio así.
OMG, OMG, OMG...
— ¿Por qué no? —solté sin pensar.
Esperen.
¿Hace cuando dejé de pensar?
—Porque me vuelves loco. —Juro que me derretí en ese instante, entré en paro cardiorrespiratorio, infarto al miocardio, derrame cerebral.
Necesito un médico urgente, esperen... justo enfrente tengo uno.
¡Bingo!
Me acarició los labios con una mano y con la otra rozó mis pezones, que para entonces ya estaban duros y pidiendo ser tocados con urgencia. Una cascada humedeció mi parte íntima. Sentía su erección pegada a mi cuerpo. Perdí el sentido del tiempo y espacio. Me tomó de una mano y me llevó directo a la perdición.
¿Qué estábamos haciendo?
Honestamente no recuerdo haber puesto resistencia de camino a cumplir sueños lujuriosos que atesoraba recónditos en mí ser.
Entramos directo al baño de mujeres del Phonox, puso seguro a la puerta y atacó mis labios sin dejar paso a la duda; yo tenía cero control de mi cuerpo, mis movimientos eran erráticos y estaban a merced de sus encantos. Me pegó con ahínco a su cuerpo lascivo, les aseguro que emanaba calor; me alzó y me cargó hasta el lavabo, rodeé su cuerpo con mis piernas y al segundo ya nos besábamos de nuevo con ansias, como si fuese el sexo del fin del mundo.
Y sí que lo fue.
Aunque mi experiencia se había limitado al infiel de mi ex esposo, quizás eso me permitió disfrutar de algo completamente nuevo y delirante.
Daniel, sí. Me penetró duro, se hundió en mí sin compasión, me llevó al éxtasis perpetuando lo que no sabía que se podía hacer; me comió los labios como nunca lo habían hecho, bebió de mi cuerpo y yo del suyo, me dio un orgasmo perfecto.
Una aventura alucinante que apenas estaba empezando.
Uno de los tantos encuentros nocturnos que estaban por venir.
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Nocturnos © [+18] ✔️
Romance[COMPLETA] Él es un fuego azul, pasional y celestial, que esconde mucho más allá de lo que demuestra pero que no parece peligroso. Ella derrochaba lujuria en su mirada, su piel lo invitaba a poseerla ¿Crees en el poder del enigmático destino? Bienv...