EPÍLOGO

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Suelto un profundo suspiro y me miro al espejo del baño. Tengo el cabello suelto y llevo mi pijama.

—Hagamos esto —digo para mí misma.

Tomo la cajita que había estado observando con detenimiento, la abro y extraigo lo que necesito de ella, dejando adentro el pequeño papel cuidadosamente doblado con las instrucciones. Ya lo he hecho antes, pero nunca era lo que esperábamos. Sin embargo, siento algo muy dentro que me dice que sí, que esta vez sí.

Cierro los ojos por breves segundos, tomo algo de aire y sigo las instrucciones guardadas en mi mente. Basta con que deje caer unas cuantas gotas de mi orina para que se marque de una vez las rayas que indican positivo en la prueba casera.

Estoy embarazada.

Otra vez.

Abro la puerta del baño y apenas asomo la cabeza, dos pares de ojos del mismo azul me indagan.

— ¿Y bien? ¿Me vas a decir como tenía razón?

Ruedo los ojos y evito que se curven mis labios en una sonrisa. A veces no soporto que siempre sepa todo primero que yo.

— ¿Mami? —Mi pequeña Luci de casi cinco años espera la anhelada noticia de un hermanito o hermanita.

Dejo que se forme esa sonrisa contenida en mis labios afirmando lo que mi esposo ya sabía. Él y yo nos sonreímos sin despegar las miradas y nuestra Luci empieza a saltar en la cama, gritando que va a ser hermana mayor.

—Ven aquí. —Me hace un gesto con los ojos y libera espacio a su lado para que me siente.

Apenas llego a él me recibe con un cálido beso que se ve rápidamente interrumpido por el carraspeo de nuestra hija. Ella es la niña más dulce y divertida que pueden conocer. Ha heredado los ojos azules de su padre y el color original de mi cabello, porque ahora lo he aclarado un poco a tonos castaños, mezclados con iluminaciones de un rubio nada exagerado.

La dejamos saltar de alegría en nuestra cama bajo nuestra atenta mirada. Dan rodea mis hombros con un brazo y me pega a su cuerpo.

—Puedes considerar esto como un regalo de cumpleaños anticipado —susurra.

— ¿En serio? —Entrecierro los ojos y lo miró directamente—. Ya me estaba haciendo ilusiones con mi regalo de siempre.

— ¿Quién ha dicho que no lo tendrás? —Sonríe ampliamente antes de besar mi sien—. Te amo —susurra con los labios pegados allí.

Cierro los ojos y suelto un suspiro. Si este hombre sigue así de cariñoso me va a dejar algún día sin aire.

—Yo también te amo, lo sabes de sobra. —Llevo una mano hasta su mejilla y la acaricio.

Nocturnos © [+18]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora