Este capítulo está dedicado a todos mis fieles lectores.
SHADIA
La estadía en casa de los Emiliani se prolongó un poco más de lo que Daniel había planeado. Pero debía ser así, se necesitaban aunque quisiesen cargar con armaduras inquebrantables simulando que todo había pasado, que el dolor había abandonado un poco sus cuerpos.
—Todo está listo para marcharnos, almorzaremos en familia y Sergio nos llevará a mi departamento. Mi auto se encuentra allí.
Asentí y continué empacando lo poco que había llevado conmigo. Dan se acercó por detrás y me abrazó con toda la calidez de siempre.
—Gracias por esto. Por acompañarme en este momento tan difícil.
Me giré soltando su abrazo. Nuestras miradas ardían en la piel, nuestros labios se retaban en un juego de movimientos leves e insinuantes y ambos perdimos al tiempo.
Nos besamos porque lo necesitábamos como nunca.
—Me haces tanta falta, mi amor —susurró en mis labios.
Dejé caer el peso de mi cuerpo sobre él y sin dudarlo me sostuvo en un abrazo que se prolongó por algunos minutos que a la larga nunca eran suficientes para ninguno de los dos.
Estos días no habían sido para nada fáciles. Había visto a Dan caer durante las madrugadas. Cuando pensaba que dormía y que nadie lo observaba, abandonaba la cama y se asomaba por la ventana; lloraba un poco, ingería más analgésicos y se perdía en el vacío o en el caos que resultaba ser su cabeza justo en ese instante.
Deseé tanto acudir a él pero debía darle el espacio necesario para que soltase lo que tenía guardado y no lo reprimiese como cuando estaba a su lado y lo quería consolar. Estaba al tanto de lo que hacía; se obligaba a sí mismo a demostrar que estaba bien pero todos sabíamos que no.
Fue quizás el más apegado a su abuela según todo lo que me comentó su familia en esos días. Sergio era el mayor y guardaba esa imagen de quien llevaba el soporte medio de una balanza, como diciendo: «Si mi padre no puede, yo cargaré con todo». Sin embargo, era el más gracioso de la familia. Las chicas eran demasiado adorables y ¿Dan?
Dan era una jodida poesía.
Tras el almuerzo y un rato más de charla, Daniel sacó los equipajes de ambos y anunció a todos nuestra partida.
—De verdad deseo que se queden más tiempo —nos dice Ana María con un asomo de tristeza.
—No estaremos tan lejos, mamá. Vendremos antes de partir a Londres, en aproximadamente dos días —informó Daniel.
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Nocturnos © [+18] ✔️
Romance[COMPLETA] Él es un fuego azul, pasional y celestial, que esconde mucho más allá de lo que demuestra pero que no parece peligroso. Ella derrochaba lujuria en su mirada, su piel lo invitaba a poseerla ¿Crees en el poder del enigmático destino? Bienv...