EXTRA IV - REAL LOVE

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DANIEL

Llegar a casa después de un agotador día de trabajo en el hospital y una cirugía cerebral de emergencia, era como si se abriesen las puertas de los cielos para mí. Moría por ver a mi esposa y a mis hijos.

Era algo tarde, Shadia me recibió con un beso casto en los labios y ligeramente molesta. Seguro me estuvo esperando para cenar como habíamos planeado pero le incumplí y solo le dije a través de un mensaje —sin más explicaciones— que no iba a llegar para la cena.

Luciana y Lorenzo ya estaban dormidos.

Me di una ducha corta y alcancé a mi esposa en nuestra cama. No sabía si seguía molesta, lo cierto era que me observaba medio pensativa.

— ¿Qué sucede? ¿Por qué me miras así?

—Yo...

— ¿Qué pasa? ¿Algo anda mal? Me asustas.

—Sí, sí, todo está bien. Es solo que... estoy embarazada —reveló de golpe al tiempo que sacaba una prueba casera del bolsillo de su pantalón de pijama. Me la tendió y la agarré entre mis manos para observar las dos rayas que respaldaban lo dicho.

—Vaya, eso sí que no me lo esperaba —confesé.

—Pues, ¡Sorpresa!

—Es la primera vez que no me doy cuenta antes que tú —reflexioné al estrecharla entre mis brazos y dejar un beso en sus labios.

—Supongo que la tercera es la vencida.

—No te he notado ningún síntoma.

—Muy mal observador, Doctor Emiliani, ha perdido práctica con el tiempo.

—No, no se trata de eso, yo creería que usted lo ha estado ocultando. —Entrecerré los ojos y ella soltó una risa poniéndose en evidencia—. Ya, confiésalo.

—Está bien, sí, admito que te oculté algunos síntomas y me hice la prueba antes que sospechases algo.

—Muy perverso de tu parte. —Sonrió recostándose en mi pecho—. ¿Ya les dijiste a los niños?

—No. Me hice la prueba en la tarde y quería reunirlos a todos en la cena para darles la noticia, pero cierta persona que no voy a nombrar, llegó tarde; más le vale que la excusa sea convincente.

—Lo siento —Le besé la coronilla—, hubo una cirugía de última hora y no me dio tiempo de llamarte. Pero estoy libre mañana, salgamos los cuatro a cenar y así les decimos juntos que otro Emiliani viene en camino.

—Me parece perfecto.

—Bueno, ya nos faltan solo diecisiete hijos para los veinte que me prometiste.

— ¿En qué momento de poca lucidez te prometí tal cosa?

—No lo recuerdo con exactitud, pero sí que mencionaste algo de veinte hijos. —Negó con la cabeza.

—Ni loca que estuviese. —Reí irremediablemente.

—Te amo, preciosa. ¿Lista para otro bebé?

—No lo creo, pero haré lo mejor que pueda.

—Como siempre lo has hecho.

—Te amo, tonto. Has cortado mi racha de seis años sin bebés —protestó.

—Ya era demasiado. —Reímos al tiempo—. Ahora que lo pienso y según mis cálculos, el Phonox es una fábrica de bebés.

—Lo que nos indica claramente que o me desconecto para no tener más hijos, o lo haces tú o dejamos de ir al Phonox cada que cumplo años.

Nocturnos © [+18]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora