CAPITULO 78 NORWEGIAN WOOD

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Este capítulo está dedicado a todos los que aún sueñan, viven y creen en el amor

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Este capítulo está dedicado a todos los que aún sueñan, viven y creen en el amor. A todos ustedes, mis fieles lectores, mil gracias por siempre estar ahí.



Diciembre 31 de 2019.

SHADIA

Le di un último vistazo a mi reflejo en el espejo antes de partir. Afuera, Dan subía nuestras maletas a un taxi y me gritaba para que me apurase. Todavía no amanecía y ya íbamos rumbo al Heathrow.

Esos días se habían ido casi volando. Después del encuentro que tuvimos con Alonso y todos los problemas que había traído consigo, necesitaba ese viaje más que nunca. Recién habíamos regresado Londres, simplemente desocupamos el equipaje neoyorquino y lo reemplazamos por ropa más abrigada, digna y necesaria de la época invernal en la blanca Noruega.

El sol empezaba a asomarse cuando abordamos el avión. Dan estaba perdido entre las líneas de un tomo sobre neurociencia y yo tenía la cabeza recostada al asiento, con los ojos cerrados y cargados de cansancio, intentando con la mayor de las fuerzas no pensar en cosas que pudiesen arruinar esa oportunidad.

No me refería al viaje en lo absoluto, aunque era mi primera vez en Noruega y significaba una gran oportunidad para conocer ese país; lo que en realidad no quería arruinar era la oportunidad de estar bien con Dan y para ello requería espantar el más mínimo asomo de miedo e inseguridad.

No estaba resultando nada fácil y mucho menos si el recuerdo de la pasada navidad me atacaba, elevando la dosis diaria de desconfianza y sirviendo un plato frío con todos los motivos por los cuales sentirme insegura con mi actual relación.

Podría decir que había comprendido realmente los motivos de Dan para ocultarlo, pero aun así, enterarme de esa manera sembró una espina que se había atorado en medio de mi garganta. Deseaba alejarlo todo o mejor aún, eliminar ese fragmento de historia cuyo recuerdo me atormentaba viva. No iba a permitir que el veneno de Alonso me hiciese perder la oportunidad de amar y ser amada por alguien que valía toda la jodida pena del mundo; porque si de algo estaba segura, era que con todo y sus cicatrices antiguas y recientes, Dan era una de las personas más increíbles que jamás había conocido.

Habíamos construido tantas cosas que no merecíamos echarlas por la borda en un solo motín. No. Merecíamos tiempo de calidad para entregarle al otro, mucho o poco de lo que estábamos dispuestos a entregar y eso era lo que quería retener en mi mente para vivir esa experiencia a su lado.

Medio abrí los ojos y aun achinados como estaban, lo observé concentrado en su lectura.

Estaba perdidamente enamorada de él.

Nada que hacer.

Me acerqué sutilmente y dejé un beso casto en su mejilla. Lo sentí sonreír en el acto, soltar el libro y entrelazar una de sus manos con la mía. Me acomodé en la silla y él hizo lo mismo para que yo pudiese descansar mi cabeza en su hombro. Me besó el cabello, la frente y la nariz.

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