SHADIA
¿Por dónde debía empezar?
Se me hizo un nudo en la garganta mientras los policías me animaban a relatar mi versión de los hechos. Todo eso me sobrecogía de una manera increíble.
¿Qué debía hacer?
No sabía si mencionar su nombre. Era ahora o nunca...no...sentía que aquello podía resultar solo el comienzo de algo terrible para lo que no estaba preparada.
De repente, Daniel entró en la habitación vestido de médico y los policías intentaron decirle que debían hablar a solas conmigo.
—Es mí prometida —explicó.
¿QUÉ?
Mis latidos se aceleraron con solo escucharlo.
¡Ya quítenme este monitor de aquí!
— ¿Es eso cierto, señorita? —me preguntó uno de los dos policías.
Daniel me lanzó una mirada de: «Por favor, di que sí».
—Sí, me sentiría más segura si él me acompañase. —Vi como suspiró y yo traté de controlar mis latidos.
Daniel se hizo paso a mi lado y me ofreció su mano. Yo la recibí, pero las mías estaban sudando y con eso sí que menos se estaba calmando mi pobre corazón desbocado.
Nuestras manos se sellaron y mantuvieron su propio abrazo; ese simple acto me hizo sentir medio segura. Él me sostenía fuerte como diciéndome que estaba allí para mí. Mis ojos lo buscaron y el respondió ante ello, en silencio le dije: «No me dejes caer».
Inicié contando cada detalle de como fui sorprendida en un gimnasio de Bloomsbury y que cuando recobré el conocimiento me hallaba atada de manos, desnuda y con los ojos vendados.
De reojo podía observar a Dan, su mirada se estaba apagando, sus manos me transmitían señales débiles que no lograba captar con exactitud.
Seguí narrando los hechos tal y como los tenía guardados en mi mente, pero aún no me atrevía a mencionar su nombre. Les dije que me había dado latigazos en las piernas y trasero, que me había desmayado un par de veces y que me lanzó agua para despertarme, soltar mis manos, tirarme al suelo y desquitarse a patadas contra mí vientre.
Les aseguré que había vomitado no sé cuántas veces y que luego de todos los golpes solo desperté al escuchar los sonidos de una sirena; estaba desorientada, escuchaba murmullos y gente alterada, seguía desnuda pero una sábana me cubría. Luego de todo eso me volví a desmayar.
Lo último que supe fue que desperté en ese hospital y ya había sido intervenida quirúrgicamente.
— ¿Cómo se hizo los golpes de la cara? —preguntó un policía.
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Nocturnos © [+18] ✔️
Romance[COMPLETA] Él es un fuego azul, pasional y celestial, que esconde mucho más allá de lo que demuestra pero que no parece peligroso. Ella derrochaba lujuria en su mirada, su piel lo invitaba a poseerla ¿Crees en el poder del enigmático destino? Bienv...