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Llegué del entrenamiento y deje mis cosas a un lado para tirarme en el sillón. Me sentía solo en esta enorme casa. Mi celular sonó y me levanté rápido a buscarlo. Sonreí al ver su nombre en pantalla.
— ¡hola, amor!
— ¡hermosa! ¿cómo estás?
—extrañándoteamor,¿cómo más? ¿y vos?
—extrañándote más, preciosa, recién llego de entrenar.
— ¿cómo te fue?
—tuve días mejores, pero bien. Creo que sólo necesito a la mujer más linda del mundo a mi lado para que todo esté bien.
—y yo al hombre más precioso en el mundo. Sólo un día amor, hoy terminó el partido de Champions así que mañana ya estoy de vuelta.
— ¿por qué tuviste que viajar hasta allá?
—es mi trabajo amor, pero ya voy a estar devuelta ahí.
—lo sé amor, está siendo una eternidad.
Hablamos un rato más y la hora de la cena se había acercado muy rápido a decir verdad, pensé que allá serían casi la una de la madrugada así que la dejé descansar no sin antes decirle cuanto la amaba y extrañaba. Mientras comenzaba a preparar todo, podía recordar el día en el que la conocí en aquella celebración, con aquella situación que fue confundida por algunos.
. . .
Hablaba con Bruno y Alex, cuando una persona se le acercó a Zuculini y tapó sus ojos.
— ¿es acaso la mejor amiga más hermosa en el mundo?
— ¡adivinaste! —contestó la chica y entonces Bruno se dio vuelta y se abrazaron.
— ¡hola, Bruno!
— ¡hola, preciosa! ¡cómo te extrañe! ¿llegaste bien? ¿ya te instalaste?
—sí, pero no tenías que molestarte, yo podía haber conseguido un lugar para quedarme.
— ¡nada de eso! Vas a estar en mi casa. Ahora vení que te presento a los chicos. —dijo y vinieron a nosotros. —él es Alex Vigo, Alex ella es Malena, mi mejor amiga.
— ¡hola!
—hola, Alex.
—y él es Fabrizio Angileri. Fabri, ella es Male. —dice y entonces voltea a verme con aquella mirada hermosa, de las cuales uno se queda embobado.
