Historias Cortas. -//futbolistas//-

Lucas Martínez Quarta.

Me enamoré.

       Salgo corriendo del departamento debido a que me había quedado dormido otra vez, la noche anterior había sigo algo loca, y si llegaba tarde otra vez, Gallardo iba a matarme.

— ¡pare! —grito debido a que el ascensor iba a cerrarse. Una mano se interpone para detenerlo entonces subo rápidamente. —muchas gracias.

—no hay problema. —sonríe y entonces noto que su cara estaba algo roja, sus ojos un poco hinchados y entonces vi que había llorado. La había cruzado algunas veces en el pasillo. Quise ver que este bien.

— ¿estas bien?

—oh sí, no te preocupes. Sólo perdimos una final y bueno...

— ¿jugas...?

—hockey. Y la cinta de capitana quizás me está quedando demasiado grande.

—entiendo. Pero no, no pienses así, además sí, es una final perdida, creeme que te entiendo mucho, y no es de las mejores cosas. Pero siempre hay que estar con la frente en alto. Y no creo que te hayan hecho la capitana por rendirte, ¿o si? —pregunto y niega con la cabeza algo triste, pensativa. —entonces no te dejes caer. Esto del deporte es así. Un día bien, otro dia mal. No te preocupes. —sonrió e imite su acción, ni siquiera sabía porque estaba aconsejandola.

—gracias.

—no, no agradezcas. —sonreí. —Lucas Martínez Quarta. —estire mi mano aún sonriendo, imitó mi acción. Jamás había visto alguna sonrisa como esa.

—Lourdes Cativelli, un placer Lucas.

...

    Seguía aún recordando aquel día mientras los chicos reían frente a mi de algo que no había escuchado.
   Me sentía vacío, algo me faltaba desde hace algún tiempo, mismo tiempo en que Lourdes dejó de hablarme.
   Todo había ido de maravilla desde el día en que la conocí, todo mi mundo había comenzado a brillar nuevamente. Nuestros encuentros habían sido cada vez más seguidos, desayunos, meriendas, charlas y caminatas a horas inpensadas, risas hasta la madrugada.
   Me había olvidado de todo. Pero fue entonces cuando de sorpresa, todo se había arruinado.