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— ¡oh,disculpame!
Sólo eso bastó aquel día para hoy llegar a donde estamos.
. . .
Las gradas del Vicente Calderón estaban llenas, o al menos eso es lo que escuchaba, estaba algo retrasada y seguramente los equipos hayan salido. No encontraba el campo de juego ya que era la primera vez que venía y según veía, estaba muy perdida. Me encontraba recorriendo pasillos desde hace unos quince minutos, note que comenzaban a acercarse más personas y entonces me desespere al ver al señor Simeone caminar hacia donde yo estaba y pienso que quizás ya estaba enloqueciendo. Bien, era real, no sabía que hacer, comencé a desesperarme y a mirar para todos lados, la seguridad reaccionó al verme y me di la vuelta y comencé a caminar más rápido, doble en el pasillo mientras miraba hacia atrás y me llevé a alguien por delante.
— ¡oh, disculpame! Bien, me declaré muerta al darme cuenta de la situación, había caído arriba del mejor delantero del equipo que admiraba y no tuve reacción, sólo miré la sonrisa que se le formó al vernos así.
—no hay problema. —dijo y me levanté rápido.
—soy la peor, perdón. Es que...
— ¡ey tú! ¡quieta ahí! —la seguridad corrió a mi al verme.
—no, no, no, está bien, está conmigo.
« ¡¿qué?! »
— ¿seguro?
—si, está bien, gracias. —ellos asistieron y él me miró nuevamente mientras los demás pasaban y nos miraban y los entiendo, yo también estaba sorprendida.
