Primer historia: Víctor Cuesta. Segunda historia: Santiago Ascacibar. Tercer historia: Gerard Piqué.
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Víctor Cuesta.
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Sentí caricias en mi mejilla y abrí los ojos encontrándome con mi precioso esposo.
— ¡ey! Hola, hermosa. —susurró y besó mi frente.
—hola, amor. —sonreí y me senté despacio en la camilla.
—con cuidado, ¿estás bien?
—bien, algo cansada.
—lo sé, pero lo hiciste bien, muy bien, estoy muy orgulloso de vos amor mío. —confesó mientras me miraba a los ojos y se acercó a besarme, fuimos interrumpidos por un sollozo y sonreímos. Caminó hacia la pequeña cuna a un lado mío y tomó en brazos a mi, recién nacido hijo, Luca.
—hola, campeón de papá. —lo besó y pasó a mis brazos donde me encargué de acurrucarlo. Lo observé mientras llevaba su pequeña manito a su boca y sonreí. —es un mini Cuesta, con tus ojos.
— ¿los viste?
—en la sala de maternidad, tuve algún tiempo a solas con él mientras le hablaba de su preciosa mamá, le hablé de como ibas a cuidarlo, de como ibas a cantarle en las noches que se sienta mal, de tus abrazos, besos, y que es la mejor en el mundo. —habló y no pude evitar sonreír.
—y yo, Luca, te cuento que te toco un papá genial, tenes mucha suerte, a esta hora ya debes ser socio del club. —dije y reímos. —vas a jugar con él al fútbol, vas a tener mucha diversión, pero por sobre todas las cosas, vas a tener mucho amor, nunca vas a estar solo. Te juro que vamos a estar para vos día y noche, a cualquier hora. Te amo más que a nada en el mundo, bebé. —confesé y volví la vista a Víctor quien nos miraba atentos y sonrió.
