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Desperté y trate de levantarme, pero unas piernas y brazos enredados a mi cuerpo, lo estaban impidiendo. Trate de correrlos pero se aferraron más fuerte a mi.
—necesito ir al baño, amor.
—pero si recién te despertas, quedate conmigo.
—pero si estoy siempre con vos, tonto.
—no importa, hace frío.
—no me toma nada de tiempo.
—está bien.
Salí de la cama y fui al baño, en serio hacía frío. Tarde un poco ya que hice la rutina de todas las mañanas. Al terminar, salí y volví a la cama.
— ¡ey! Tardaste mucho.
—que exagerado. Buen día.
—lo es ahora que estas acá. —dijo y me besó.
—que romántico señor Sara, ahora lavantate que vas a llegar tarde a entrenar, yo preparo el desayuno.
—que romántica.
—te amo.
—te amo.
Baje a preparar el desayuno mientras Guillermo se duchaba y preparaba. Estábamos casados hace ya dos años. Lo conocí gracias a Pichy, mi mejor amigo, hermano.
. . .
—paso a las ocho, no más, no menos.—me decía Pichy por teléfono.
