¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Trato de sonreírle a la chica con la que me había sacado una foto y agarro mi valija. Comienzo a caminar arrastrando la misma mientras tomo asiento lejos de todo, y espero mi vuelo en el silencio del, ahora, algo vacío aeropuerto. Sevilla me esperaba, y yo volvía sólo, sin la persona que tan feliz me había hecho durante todo este tiempo. Vuelvo a recordar la gran noticia con la que había llegado hace unos días.
. . .
Escuché el ruido de la puerta y supe que había llegado.
— ¿amor?
— ¡en la cocina, preciosa! —dije y escuche sus pasos, la vi entrar con esa hermosa sonrisa en su rostro. Esa sonrisa que tan feliz me hacía, esa con la cual podía cambiar el mal estado de cualquier persona si quisiera.
— ¡hola, Mati!
—hola amor mío. —me besó y se sentó frente a mi, supe que tenía algo dentro suyo, algo que tenía que sacar por su preocupada expresión, por como enredaba su pelo entre sus dedos. —a ver, ¿qué pasa?
— ¿qué?
—te conozco, bebé. Y sabes que podes contarme cualquier cosa, ¿no? —pregunté y asintió.
—bueno... Se corrían algunos rumores en el club algunos días, y no te conté. Pero no es porque no confíe en vos o algo por el estilo. Sino porque hoy confirme aquello.
— ¿qué es?
—voy a estar lejos de acá por algunos meses, Alemania es la sede de la copa y soy una de las cuatro integrantes del primer equipo. Me llamaron a la selección, amor. —confesó y me sentí muy feliz por ella, había sido su sueño desde que se inició en este maravilloso deporte como lo era el tenis.
