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La vi en la tribuna mientras sonreía ante tan hermoso espectáculo de la hinchada, sonreí y baje la mirada mientras seguía haciendo los ejercicios de calentamiento. La había conocido aquel día de fiesta gracias a Cubitas quien ahora, estaba sentado a su lado debido a su lesión, eran mejores amigos, hermanos, es por eso que me costó tanto sacarle alguna información sobre ella.
. . .
— ¡oh, perdón!
— ¡auch! —alguien me había cerrado la puerta en la cara, haciendo que sangre mi nariz.
— ¡ay, Dios! ¡vení que te ayudo! —caminamos hacia el baño y sacó el botiquín y lo abrió para sacar lo necesario. Abrí los ojos y entonces vi a una preciosa chica, ella me miró también.
—perdón, soy muy torpe a veces, ¿te duele?
—no, ahora no.
—genial, ¿puedo...? —preguntó haciendo referencia a si podía ayudarme.
—oh, si, claro, sólo me da algo de impresión la sangre y...
—cerra los ojos, es menos impresionable. —dijo y puso un algodón mientras limpiaba el resto de sangre. —No es nada de otro mundo, es decir, también me daba algo de impresión, pero eso cambió totalmente al verla casi todos los días, creo que me acostumbre mucho y ya no le di importancia, además de que en la profesión que tiene Cubas, a veces viene golpeado y su mejor amiga tiene que curarlo y... estoy hablando mucho, ¿no? —preguntó y sonreí.
—no, no, está bien, al menos me estoy olvidando un poco, ¿de qué trabajas?
