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Lo veo buscar su asiento en el palco, en este estadio, todos eran al aire libre; algo que me tenía preocupada. Sus últimas fechas no habían sido las mejores, las derrotas se acumulaban, y él no era el mismo de antes. A todo esto, se sumaba su lesión. Los hinchas no estaban muy contentos, o al menos una parte de ellos. Los silbidos se hacen presentes, los hinchas lo reconocen, trata de hacer oídos sordos.
—no lo merece.
— ¿qué? —pregunta Raúl, presidente del club, mejor conocido como mi tío.
—oh... Que no se lo merece. Marco digo. Les dio todo, es un equipo, son todos.
—lo sé, Karu, pero también entendé que necesitamos victorias, no sirven los empates, menos las derrotas consecutivas.
—lo se, tío. Pero no podemos olvidarnos de todo lo demás. —dije y comencé a escuchar algunos gritos en su contra. — ¡¿qué les pasa, idiotas?! —grite llamando la atención de algunas personas en nuestro palco.
—Karen...
— ¡no van a ganar porque insulten a un jugador que les dio todo! ¡no se olviden! —me pare y grite hacia bajo, llamando la atención de algunos jugadores que habían venido a ver al equipo también. Pero entonces me llevé la mirada más linda que alguna vez me dieron, la única que llamó mi atención, esa mirada sincera acompañada de una preciosa sonrisa de lado.
—Karen, comportate por favor. —pidió mi tío y me senté en silencio, pero no ante su pedido, yo había quedado algo tonta ante aquella mirada que Marco Ruben me había dado.
. . .
—y entonces ahí te diste cuenta de que estabas muy enamorada de este precioso jugador de fútbol. —me molestó mientras me abrazaba por la cintura y agachaba su cabeza para darme un corto beso.
