Capitulo 43-Desarrollos

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Adentrándose al bosque, Errante caminaba sin un rumbo aparente, dejándose llevar nada más que por la necesidad de alejarse de Ryu, quien ya había desaparecido de la escena.

Los pasos de Errante, por más tierra, piedrillas, hojas o ramas que pisará, no se podían oír en lo absoluto. Su ritmo, era constante y fluido, su respiración era inaudible, su presencia había dejado de existir en este bosque.

Una mirada apagada, vacía y nublada, se veía en la expresión demacrada de Errante, su conciencia aparentaba estar apagada por completo.

(¿Quién demonios soy en realidad?....)

Dejando ya fluir sus pensamientos, la confusión y la insatisfacción comenzó a infundir un sentimiento de vacío en su mente. Mintiendo a los demás y a si mismo desde un principio, engañando y manipulando a quien sea que se le cruzará.

En un momento inconcreto, él mismo se empezó a manipular sin notarlo, por su propio bien, creo maneras en las que podría aceptar su existencia, para convencerse que estaba bien actuar, que debía disfrutar sus capacidades hasta cierto grado.

Ya perdido en sus propias decisiones y pensamientos contradictorios, Errante comenzaba a recordar cada una de sus palabras, sus pensamientos sobre si mismo.

Puede pensar múltiples cosas cuando quiere y actuar como desea acordé a la situación, puede hacer que los demás le crean prácticamente todo lo que dice y puede vivir con ello sin sentir culpabilidad, y lo más destacable, es capaz de aprender todo lo que quiera sin ningún especie de límite aparente, así que no sufriría ansiedad por pensar en lo que podría llegar a hacer en el futuro.

Y no debería sentirse solo, pues todo parecía girar en torno a él. Desde un principio, desde que apareció en este mundo o en el otro, él era el centro de todo lo que sucedía a su alrededor.
Su mera existencia influenciaba en las vidas de aquellos que fueran consientes de ella.

Y, tras pensarlo miles de veces, contradiciendo sus propias conclusiones una y otra vez, después de haber hablado con Ryu, Errante lo comprendió.
Él no sabía quién era, lo único que buscaba era moverse, de una cosa en otra, trato de desarrollarse como persona para avanzar o crear su historia, supuestamente sentía que lo había logrado hasta cierto punto hasta hace no mucho.

Sin embargo, ahora el planteamiento de que todo no era más que opciones a tomar para él, caminos distintos pero sencillos de recorrer, como si todo estuviera a su disposición por alguna razón, le hizo dudar de su existencia y sus decisiones.

-Aah~ Aah~ a la mierdaa! No me importa!. Eres capaz de hacer esto, es injusto que puedas hacer eso, ¿Por qué no haces esto? por tu culpa él ya no quiere hacerlo, tú deberías hacerlo por los demás, muchos querrían poder hacer lo que tú puedes. ¡váyanse a la mierda! ¡No me importa!… No sé si los dioses me están favoreciendo, no sé si debería seguir o no este camino, no sé si es justo o no, no sé si lo que digo es verdad o solo me estoy engañando para no carcomerme después, ¡No sé absolutamente nada, por eso quiero saberlo todo! Dioses, mortales, todos pueden meterse sus percepciones de lo que debería hacer com mis capacidades en el trasero, yo haré lo que se me de la maldita gana, no me culpen por lo que pase después.

Variando entre gritos y murmullos, Errante se quedó de pie y comenzó a moverse de manera exagerada, tratando de expulsar todo lo que tenía guardado, dejándose llevar por sus palabras que eran más veloces que sus pensamientos.


Ya había alcanzado un cierto tope en lo que a su vida refería, incluso pese a tener catorce años, él había pasado cientos de horas reflexionando que debía hacer con sus capacidades, y en cómo estás influían no solo en su vida sino que también en las de los demás, quería encontrar un equilibrio en el cual no dañará a nadie ni se dañará a si mismo.

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