Errante subió los escalones de la academia con una mirada pensativa. Ya sea que Dreygon haya planeado o no esto desde el principio, él estaba más interesado en sus razones. Mantenerlo distraído, ocupado, para ganar tiempo para medir más sus capacidades o para decidir que hacer con él.La <Especialidad> que le fue asignada, no fue para nada compleja como él esperaba, de hecho, se dio cuenta de que en cuanto a abarcar información teórica, dejaba mucho que desear.
Él quería aprender más lo teórico para encontrar diferencias más medibles entre él y la gente normal, pero en esa clase apenas si pudo hacerse de una idea, una que no fue tan alejada a la que el mismo ya tenía. Lo que lo dejo insatisfecho y decepcionado.
Aguantando la impaciencia por ver qué situación se desarrollaría ahora, camino al ritmo usual mientras subía los escalones. Luego de un silencio reflexivo, que pasó imaginando que podría pasar, llegó frente a la puerta de la oficina de Dreygon paladain.
(¿Qué hacen esos tres ahí…? No, también está él, eh. Esto se está tornando extrañamente interesante)
Sintiendo la presencia de visitantes inesperados, Errante dudo por unos segundos antes de abrir la puerta y entrar. En su rostro se manifestó una sonrisa impaciente.
Con saber las identidades de quienes se encontraban dentro, podía intuir que algo fuera de sus expectativas sucedería. Para él, naturalmente le sería interesante que algo así sucediera.No sentía demasiado peligro al ver a esos tres juntos, debido a que ese cuarto, al cual aún no podía detectar fácilmente por su única Aura, lo reconocía como un aliado.
(…)
Luna se encontraba nerviosa. Ella sabía que el equilibrio en la mente de Errante era delicado. Un paso en falso que los demás hicieran en su contra, provocaría un desastre inmedible. No podía relajarse sabiendo eso. Y menos viendo la actitud desafiante que él mostraba.
-…
Dreygon paladain, observo en silencio a Errante entrando a su oficina. El joven se veía tan despreocupado como de costumbre, imperturbable ante cualquiera. Pero sin mostrar ninguna pizca de superioridad, le causaba la usual sensación desconcertante. Tal como un vagabundo ajeno a las preocupaciones de los civilizados, camino hacia él ignorando cosas como los títulos o el poder. Normalmente, eso se tomaría cómo mera señal de ignorancia e imprudencia. Para Errante, no era el caso en lo más mínimo.
(Ja, este pequeño monstruo… Logro un cambio así en tan solo unos miserables días)
Dreygon noto la diferencia en la contextura física actual de Errante, que comparada a la anterior, se veía más marcada y ancha. Sería exagerar decir que era un cambio impresionante y notorio, pero considerando el tiempo que había transcurrido, Dreygon entendía que escapaba del sentido común. Reír ante eso, era lo único que podía hacer para no perder la cordura.
(Antes pensaba que fue debido a la distancia, pero ahora que lo tengo frente a mi, ni siquiera puedo observar su <Color alma>… Realmente impresionante)
Pero el detalle que realmente le impresionaba, no era algo tan superficial, el físico de Errante no importaba. Sus habilidades, su control de su cuerpo, casi hacia inútil el sentido de las categorías de peso, por lo cual a Dreygon no le importo demasiado. En lo que se estaba fijando, era en el Aura a su alrededor. Blanco, un blanco indiferente. No mostraba su <Color alma>, y mucho menos dejaba ver su <Color primario>
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Historias de Dioses y Mortales
AdventureTras catorce años de vida, nunca fue capaz de encontrar algo que le fuera difícil de hacer, nunca sintió lo que era vivir una historia interesante, llena de esfuerzo y dedicación. Sin más interés en su mundo y descartando el desarrollar su historia...