Capitulo 52- La gran montaña

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-Ya veo…  Gracias.


Debido a los ojos y oídos sobre ambos, Errante no podía hablar de otros temas, era mejor retirarse con una actitud cordial indiferente, como si no la conociera. La joven secretaria, observo cómo se iba con una mirada atenta y pensativa.


(No se sorprendió…)


Errante no había mostrado expresión alguna ante la revelación de su posición otorgada por Dreygon paladain. La joven secretaria, no podía dejar pasar algo tan incongruente. Un joven menor que ella, podía mostrarse desinteresado ante semejante trato especial, el cual muchos en el Reino no podrían conseguir ni con toda una vida de esfuerzo. Sospechar que esa era una actitud demasiado anormal era natural. Ella había comenzado a tener ciertas dudas, sobre la identidad de ese extraño y desconocido joven el cual estaba en el ojo de los más importantes en el Reino espiritual.


Con su despreocupación y falta de interés, Errante iba sembrando cierta percepción de él en la gente. Una que dejaba en claro algo; Estaba acostumbrado a lograr hazañas que solo genios lograrían cómo si fuera algo normal.


Él, poco a poco iba preparando a quienes se cruzarán en su camino, para que no se sorprendan cuando revele de lo que es realmente capaz, o para que al menos el impacto de tal revelación no sea demasiada fuerte.


(¿Maestro, podría ser que usted planea volverse alguien importante?)


Debido a la manera en la que estaba comenzando a actuar Errante, daba la impresión de que planeaba volverse una presencia relevante para las personas. Luna tenía un poco de curiosidad por ver cómo se desarrollaría algo así.


(Hmh, importante… No creo que esa sea la descripción correcta que busco… Por ahora, como una idea general, planeó mostrarme ante todos como alguien sin bando. Y para eso, quiero demostrar que no importa que trato me den, o sean de la raza que sean, seguiré haciendo lo que me plazca a la manera en que me plazca ¿Algo así?) 


Para recorrer un camino sin obstáculos como los que tuvo en su pasado, tomó una elección. Desde ahora en adelante, seguiría su propia voluntad, haciendo lo que pensara como correcto o interesante. Una libertad, que podría crearle un sinfín de enemigos y problemas, pero que si era llevada a cabo correctamente obtendría una historia satisfactoria.


(Pupu, suena imprudente como no puede ser, pero estoy segura de que nadie podrá hacer más que quejarse)


Teniendo conocimientos sobre qué tan fuerte es Errante y que tanta diferencia hay entre él y los de mayores Rangos espirituales, Luna no podía evitar sentir lastima por aquellos que lleguen a conocer a su caprichoso Maestro. Errante sonrió irónicamente por un momento.


Subiendo las escaleras, Errante era observado por estudiantes con los que se cruzaba, en su mayoría eran de edades mayores a la de él. Todos eran cautelosos, mirándolo de reojo y luego desviando sus miradas para no cruzarlas con la de él. No importaba a qué raza, edad o escala social pertenecieran, cada uno de ellos mostraba el mismo comportamiento.


(¿Fueron advertidos o es mera prudencia voluntaria? No tienen nada en común que haga pensar que es lo primero… Espero que no hayan esparcido rumores raros sobre mi...)


Tanto en vestimentas como en razas, ninguno de los estudiantes con los que se cruzaba mostraban alguna similitud que ayudara a entender sus comportamientos. Solo quedaba espacio para otros motivos que explicaran sus actitudes esquivas, y a Errante no le hacía mucha ilusión que todos pensaran que él era agresivo o cosas del estilo.


Sin encontrarse con obstáculos, continúo subiendo las escaleras sin detenerse hasta llegar a la biblioteca.


(¿Por qué todas las puertas de este Reino son tan imponentes? Solo les falta tener neblina para hacerme dudar en si debo abrirlas…)

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