Capitulo 67- Un maestro genial

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Pasados ya varios minutos esperando, Errante entendió que por mucho que pasará nadie más lograría con exactitud cumplir con lo que pedía. Viendo los rostros sudorosos y agotados de la mayoría, que arqueaban sus cejas por el gran esfuerzo que estaban haciendo, sintió algo de lastima. Se recordó nuevamente lo abrumadora y absurda ventaja con la que había nacido.


-…


Sacudiendo su cabeza, se deshizo de esos pensamientos y volvió a concentrarse en pensar en cómo ayudarlos de la manera más proactiva posible.


-Ya pueden detenerse.


Tratando de no provocar sentimientos de derrota en ellos, Errante hablo con un tono casual. Si actuaba estricto al detenerlos, podría terminar dando la impresión de estar decepcionado o molesto después de todo.


Lentamente, todos comenzaron a abrir los ojos para volver a la realidad. Se habían concentrado tanto en usar sus Auras, que se veían tan cansados y perdidos que parecía que regresaron de un gran viaje en el tiempo. Exceptuando por una persona, que reaccionó diferente a todos apenas abrió sus ojos.


-¡Maldición! ¿¡Ni está mierda puedo hacer!?


El cazador del grupo, que anteriormente llevaba conejos elementales en su cintura, golpeó con rabia el suelo. Sus ojos estaban llenos de frustración, su cuerpo expelía un Aura rojo pútrido. Todos a su alrededor estaban atónitos ante su comportamiento, mirándolo con preocupación y empatía.


-Alen, contrólate!


El capitán, por otro lado, le reprendió con enfado en su mirada, estaba claramente disgustado al ver su comportamiento. Cómo capitán, se veía decepcionado de su subordinado.


Errante al ver todo eso, se acercó con calma a Alen y al capitán. El capitán, se hizo a un lado temeroso de lo que podría ocurrir. Alen, se veía molesto todavía, pero después de la reprimenda de su capitán y ahora que tenía a Errante frente a él, se comenzó a poner nervioso. El Aura rojo en su cuerpo, se disipó al instante.


-Desenvaina.


Una sola palabra, hizo que todos en el lugar se tensaran a un grado que no podían describir. Errante iba en serio, su orden no podía negarse ni cuestionarse. Su postura recta, su voz imponente, su mirada seria, dictaminaba que lo que decía debía hacerse.

Alen, que vio eso, por mero instinto, se puso de pie tan rápido como un parpadeo, desenvaino su espada y la cubrió de <Fuerza alma>. Adoptando una postura de combate, se separó en un metro de Errante. La tensión en el aire era cruda, nadie esperaba que Alen fuera siquiera capaz de ganar.

Algunos de sus compañeros, adoptaron posturas de combate por pura tensión. Solo el capitán, se mostraba más calmado que el resto. Errante una vez más, le dejo ver su flujo de Aura, está vez, lo suficiente para que supiera que él no planeaba nada peligroso.


-Responde, Alen, para aumentar la resistencia y filo de tu espada ahora ¿Pensaste siquiera en una cantidad en especifica? ¿Un poco? ¿Mucho? ¿El doble? ¿Toda?


La pregunta de Errante, elimino toda la tensión, cambiándola por incredulidad y confusión. Alen, era el más confundido, ya que las preguntas eran para él. Tratando de encontrar una respuesta, miró su espada buscando una.


-Si… Lo hice.


Respondió Alen, tratando de disipar el miedo que brotaba lentamente dentro de él.


-¿Cuánta fue?


Pregunto Errante, sin cambiar su actitud imponente.


-C-Cerca del límite… para no romperla…

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