Capítulo 9

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Los cuatro entramos a la sala de reuniones. Carolina y yo nos sentamos juntos de un lado de la mesa y ellos frente a nosotros, del otro lado. 

Esa noche no me detuve a observarlo al padre, pero ahora al tenerlo de frente lo hago. Al igual que su hija y su esposa, tiene ese color de piel oliva, el mismo cabello castaño oscuro, aunque lo que difiere él y su esposa, es que ellos tienen los ojos oscuros y Carolina de ese color verde. Y estoy seguro que sus padres son más jóvenes que los míos. 

- La otra noche no tuvimos la oportunidad de presentarnos mejor, Renn. - dice el hombre. - Mi nombre es Sergio Martínez. 

Es que esa noche de la cena, luego de ese tenso primer encuentro, las cosas resultaron bastantes incomodas, por lo que no se quedaron mucho luego de comer. Sus padres y los míos hablaban entre ellos, pero de cosas triviales y sin meternos en la conversación. 

- Un placer, señor Martínez. - miento. Porque claro que no es un placer conocer al hombre que me endosa a su hija malhumorada. 

- Solo dime Sergio, ya somos casi familia. - dice con una sonrisa amable, al igual que su mirada. Me pregunto de donde habrá sacado ese carácter de mierda su hija. Supongo que de su esposa, o puede que ya haya venido así al mundo. 

- Escuchen... - dice mi padre con su voz firme. - Voy a ser directo. No nos interesa de donde se conocen, o que es lo que haya pasado entre ustedes en el pasado, porque espero que es ahí donde este. Sino más bien, si van a seguir adelante con esto, eso es lo unico que queremos saber. 

- Si. - asegura ella al instante, sin dudarlo. 

Papá me mira y yo asiento. - Dilo. 

- Si. - respondo. 

- Muy bien entonces. - dice mi padre con algo de satisfacción. 

- Aquí tienen la llave de su nuevo departamento. - sigue diciendo Sergio, dejando dos juegos de llaves iguales sobre la mesa. - Está cerca de acá. 

- ¿Qué? - no puedo evitar que me salga con mucha sorpresa. - ¿Viviremos juntos? Oye aguarda que, que eso no era parte del trato.

- ¿Es que acaso has visto que tu madre y yo vivimos separados? - dice papá molesto. - No creí necesario decirlo, ya que me pareció bastante obvio. 

- Es que...

- Un consejo, cuanto antes te resignes a que estamos atrapados en esto, mejor. - dice Carolina, cruzada de brazos. 

- Vamos a poner un plazo mínimo de tiempo... - continua hablado papá. - Para ver como resulta esto y a donde los lleva, a donde nos lleva, mejor dicho. Acordamos que serán cinco años. 

- ¿¡Cinco!? ¡Es una eternidad! - me quejo. 

- ¿Vas a seguir quejándote por todo como un niño pequeño? - pregunta papá con fastidio. - Porque hace dos minutos accediste a seguir con la alianza. 

- ¿Y cuales son los términos? - pregunta Carolina. - En cuanto a lo que concierne a él y a mi. 

- Ambas familias estamos de acuerdo en lo que refiere a la importancia del matrimonio. - comienza a decir Sergio. - Es sagrado, deben respetarlo y no avalaríamos está unión si no estuviéramos seguros del otro. Dentro de su casa, ustedes pondrán sus reglas, no interferiremos. Pero queremos que tengan una relación, que no sean indiferente entre ustedes. Que se conozcan, que se cuiden, se protejan y respeten. Por lo tanto...

- Solo pueden estar entre ustedes. - finaliza papá, me mira y me apunta con un dedo acusatorio. - Eso va para ti, se acabo el desfile de mujeres. 

Atrapado Contigo (Mafia Marshall II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora