Capítulo 35

5.5K 432 114
                                        

Renn

Ya es de noche. 

- Esto es estúpido. - dice Evan. 

Estamos los 11 sentados alrededor del fuego. 

- Sabes, tú madre solía decir lo mismo y vela ahora... casada y con dos hijos. - dice Hayes. - Kian defendía a muerte su soledad y velo también ahora... un dominado. 

- Ay, ya cállate. - le dice mi padre. 

- ¿Y que hay de ti, chico rudo? - le dice Eric a Hayes. 

- Ya estaba también por llegar a mi... - responde Hayes. - Es importante hablar de esas cosas, más con las personas con las que vas a pasar no solo la mayor parte de tú día, de tú semana, sino que de tú vida. Solíamos no darle importancia a estás cosas, hasta que llego Galadriel y nos hizo darnos cuenta de lo importante que es la comunicación entre nosotros. Funcionamos mejor desde eso. Más de 30 años trabaje con estos imbéciles y puedo decirte que son lo mejor que me han pasado. 

- Entonces de la acción de hoy, pasamos a lo sentimental. - sigue diciendo Evan. 

- Hijo, no seas tan cerrado. - le pide su padre. 

- Tienen que mostrarse vulnerables también, ¿y que mejor que con sus compañeros? - dice mi padre. 

- ¿Y que se supone que tenemos que decir? - pregunta Carolina. 

- Lo que quieran. - dice Rocco. - Pueden compartir lo que sientan, algo que les da temor, o alegría, algo que los marco, o algo que tienen atorado en su interior y que quieren soltarlo. Una historia familiar, una romántica... lo que sea. 

- Es una especie de circulo de confianza... - dice Jude. - Lo que dicen se queda acá. Muere acá, por decirlo de alguna manera. 

- Bien, ¿Quien empieza? - pregunta Rocco. 

Pero ninguno de los seis abre la boca. 

- Publico difícil... - dice Hayes. Se vuelve a formar un silencio prolongado. - Bien, para dar el ejemplo, yo hablaré primero. 

- Me muero por oír eso... - dice Evan. 

- Yo voy a compartir... - comienza a decir Hayes, queda pensativo. Su mirada pierde el brillo y se torna triste. Suspiro. - Un arrepentimiento... 

- Hayes, no tienes que hacerlo... - le dice mi padre por lo bajo. 

- Pero quiero. Nunca lo dije en voz alta y siento que este es el momento. - sigue diciendo Hayes. 

- ¿De que te arrepientes, tío Hayes? - pregunto con curiosidad. Él siempre me pareció la clase de persona que vive sin remordimientos y sin que nada lo afecte. 

- De... no haber luchado por el amor. - dice. Me sorprendo. No esperaba eso. - Se que sonara cursi y tonto, pero es verdad. Me arrepiento de no haberle puesto el empeño que le pongo a todo al mantener conmigo a la única persona que ame en verdad. O al menos en ese sentido... - hace una pausa. - Creo que el mayor consejo que este viejo les puede dar, es que luchen. Y no aplica solo a un amor romántico. Sino a todo. Luchen por todo lo que creen. Luchen por lo que quieren conseguir. Luchen por lo que tienen. Luchen por eso que... que anhelan y que los hace feliz. La vida es un suspiro. Y cuando se llega a viejo, todos esos remordimientos te persiguen. No se queden con las ganas, de nada.

- ¿Esa persona lo sabe? - le pregunta Carolina. 

- Sabe que lo amo, no se si sabe que no hay un día en el que no piense en él y en lo mucho que me arrepiento de haber sido un cobarde. 

- Hardy lo sabe... - le dice mi padre a Hayes en un susurro, que está sentado a su lado. 

- Él es feliz y tuvo lo que siempre deseo. Y eso me hace feliz. 

Atrapado Contigo (Mafia Marshall II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora