Capítulo 27

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Renn

Ambos regresamos a la fiesta. 

Todos los invitados se encuentran bebiendo y charlando animados, se oye la música de fondo. Veo a mis padres, junto con los de Carolina. A lo lejos, veo a Manuel. 

Cuando apenas lo conocí me pareció un imbécil, ahora al saber por todo lo que ha tenido que pasar y todos los demonios que lleva dentro y que lo atormentan, no puedo evitar sentir lastima por él. Nunca he pasado por nada "traumático" o "malo" en mi vida, por lo que siento mucha admiración por las personas que si, y que pese a todo logran mantenerse en pie, a su manera, pero aún así. He tenido una vida bastante fácil y privilegiada. Me siento como un verdadero egoísta al quejarme por tantas idioteces. Tengo que dejar de así. Ya no quiero ser así. Después de este viaje, ya no me siento como el mismo Renn de siempre. Y eso es bueno. 

Noto que Manuel tiene su mirada posada en algo y al ver de reojo a Carolina, entiendo que los tiene en ella, quien también le devuelve la mirada. 

Tuviste tú oportunidad amigo, y la arruinaste. Ahora es la mía. 

Saco mi celular del bolsillo y le escribo a Peter, para que me haga un favor. A lo que me responde al segundo. 

"Enseguida, galán ;)" 

Seguimos allí parados, mientras tomamos de nuestras copas. 

- Carol. - la llamo, ella me mira. - Gracias por haber confiado en mi. Significo mucho. 

Me sonríe apenas. - No eres tan terrible como creí. 

Río. - Tomaré eso como un cumplido.  

Presto más atención a la música de fondo. Me giro levemente hacía ella y le extiendo mi mano.

- ¿Bailamos?

Ella me mira con mucha sorpresa, pero toma mi mano.

- Claro... - dice algo dudosa. 

Nos encaminamos hacia el medio del jardín donde está la pequeña pista. 

- ¿Sabes lo que haces? - me susurra.

- Tú confía en mi. Déjame por una vez guiarte. Prometo que mandaras la mayor parte de la relación. 

Me mira pensativa unos segundos. - Te sigo. 

Quedamos parados en el centro, frente a frente. 

- Mira, en el tango se debe dominar el traslado del peso del cuerpo, de una pierna a la otra, con una espalda recta y hombros relajados, porque es lo que nos permite poder interactuar con nuestro compañero y poder seguir el compás. Es sobre comunicación. - le digo en voz baja. 

Con mi brazo derecho la envuelvo, tomándola de la cintura. Deslizo mi mano izquierda por la parte baja de su brazo, siento el tacto de su piel suave, iniciando desde la exila hasta llegar a su mano derecha y unirla con la mía, elevándolas a la altura de los hombros. 

- Con tu brazo izquierdo has lo que yo, pero a la altura de mi espalada. - le sigo. Ella lo hace. - Recuerda dar cada paso con todo el peso de tu cuerpo. Asiente. 

Voy dando pasos lentos, pero sentidos y firmes, que ella me va siguiendo, mientras nos movemos por toda la pista. Ninguno aparta la mirada de los ojos del otro. Al darme cuenta de que logramos comunicarnos y que me sigue el paso, comienzo a moverme con mayor rapidez, al compás de la música. 

Atrapado Contigo (Mafia Marshall II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora