Capítulo 8

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MICHELLE

Las dos llegamos a la fraternidad y mis ojos están a punto de salirse de la cuenca cuando desvió mi mirada a ella. Es... ¡oh dios! Es enorme, sabéis esas películas o series donde salen las fraternidades, bueno pues borrarlas de vuestras cabezas. Por lo que puedo ver tiene tres pisos y ventanas por doquier. La facha es de ladrillos rojos y el techo blanco junto las ventanas, la puerta y las columnas. Es impresionante. Tiene todos los colores que mi sudadera de Brooklyn y es obvio que los chicos que viven aquí son deportistas. ¿Cliché de los libros? Creo que si.

– ¿A que es grande? – Emily se coloca a mi lado y me da un codazo para que reaccione y deje de mirar la fraternidad de la misma forma que veo un café por la mañana. – ven ayúdame con esto.

Dejo lo impresionante que es esto para ir junto a ella al maletero de su coche de, donde saca dos paquetes de cervezas el cuál me pasa uno y caminamos por el césped hasta llegar dentro. Nada más cruzar la puerta y esquivar a un par de personas me llega un olor muy fuerte a tabaco y alcohol lo que hace que de un paso para atrás junto una mueca y comienzo a toser. Primera razón por la que no quería venir. Odio el olor a tabaco. Me llevo la mano a la nariz bloqueando el olor de toda la sala. Siento la mano de Emily rodear mi muñeca y tirando de mi hacia la cocina donde abro aun más los ojos al ver todo el alcohol que hay en la mesa y al que ahora le vamos a añadir los dos paquetes de cervezas más.

Por un momento pierdo a Emily de vista y comienzo a buscarla por toda la cocina, pero sin moverme del sitio por si vuelve. Tal vez solo haya ido a por la bebida. La cocina esta llenada de chicos y chicas bailando, pasándoselo bien. Hay grupos de estudiantes bailando de una forma bastante peculiar en un lado, otros se enrollan encima de alguna mesa o incluso en el sofá que se puede ver desde la cocina. Después hay algunos que beben hasta tambalearse o fuman y por último un grupo mixto formado de chicas y chicos jugando al beer pong. Recuerdo las veces que Roy me convencía para que lo acompañara a las fiestas, solíamos ser de esos chicos que beben, aunque yo siempre controlaba, él no. También bailábamos y de la forma más graciosa posible. Incluso también llegábamos a jugar al beer pong. Supongo que las cosas cambian, y yo cambié. Para entonces Emily aparece rozándome el brazo y yo me giro.

– Toma – me pasa un vaso de plástico típico de fiesta que contiene un líquido morado por lo que parece. Vete tu a saber que esto.

– ¿Qué es? – pregunto casi chillando para que pueda oírme.

– Vodka con cereza. Esta buenísimo – seguido de aquello se lleva un trago del vodka a su boca y puedo ver como baja por toda su garganta. No se como es capaz de bebérselo casi de una.

Miro el borde de mi vaso con una expresión de asco tal vez. Vuelve a envolver mi pequeña muñeca con sus finos dedos y me saca de la cocina sin darme tiempo si quiera a nada, lo único que consigo es dejar mi vaso en la mesa antes de que me saque arrastras de allí. Regla número uno, esta noche cero alcohol. Casi estoy empezando a descontar minutos de la hora que habíamos acordado.

El ambiente en el salón no es mucho mejor que el de la cocina, por no decir que es insoportable. La música se agolpa en mis tímpanos y la gente tiene que hablar casi gritando. Hay prácticamente el doble de estudiantes aquí, todos con sus vasos de plásticos, bailando y hablando. Esquivamos a demasiadas personas como para que pueda reconocer a alguna cara que haya visto por las clases o la cafetería. El calor que hace aquí es demasiado y con tantos que somos aun más. Siento lo nervios a flor de piel y estoy deseando volver a mi cuarto ya. Emily continúa estirando de mi por el salón hasta que llegamos a una zona más despejada con unos sillones y una ventana enorme. Aquí la música cesa un poco y no hay tantas personas. En general puedo respirar un poco. Localizo a Nate y a West sentados alrededor de otro chico y unas chicas. Vamos directos a ellos. – por favor, por favor que no me presente a sus amigos – intento callar a mi voz interior pero cada vez tengo más claro que es lo que va a pasar.

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