Capítulo 31

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MICHELLE

Hoy por fin he vuelto a retomar mi rutina de salir a correr y ya la echaba de menos. Me he levantado a las siete y media porque es cuando más fresquito hace y se corre mejor, es decir no sudo tanto y creerme. Odio sudar.

Escuchando la música y tarareándola durante todo el camino, es como llego a Hard Rock, con unas ganas enormes de café. Una vez lo tengo espero a que el único chico que hay hoy pase un trapo por mi mesa y cuando termina me regala una sonrisa. Sigo con la música puesta mientras me quedo con la vista fija en todos los estudiantes que pasan. Algunos acompañados por otros mientras hablan, ríen o incluso van nerviosos porque seguro tienen exámenes. Otros van con la vista fija en el móvil o simplemente mirando al frente con las manos en los bolsillos.

Reanudo la música de mis cascos porque se había parado y vuelvo de nuevo la vista. Últimamente mis cascos están fallando demasiado y creo que están comenzando a pedir un cambio. Estos días debo admitir que estoy escuchando bastantes canciones tristes además de que me encuentro en modo tristeza constante, pero sin llorar todo el rato. Ya lo que me faltaba. Súmale a eso que también me encuentro bastante inquieta, me tiemblan demasiado las manos, en general me encuentro en un estado de nervios todo el rato.

Apagada, nerviosa, inquieta, triste esos fueron los primeros síntomas que tuve cuando hace unos años el médico me dijo que padecía ataques de ansiedad. Al principio eran muy constantes incluso estuve tomando pastillas y después de unos meses comencé a controlarlos. Pero parece que no del todo. Trago grueso, respiro calmada y cuando me termino el café, voy directa a tirarlo despidiéndome del chico de antes.

El día por lo normal transcurre rápido. Me presento a todas las clases, aunque me noto algo distraída. Desde anoche que volví de pasar el fin de semana con mi madre y Roy, no puedo evitar darles vueltas a las palabras de Roy. Me he imaginado ya miles de escenarios. En los que vuelvo a ser yo y me dejo llevar con James, otros en los que me cierro y no consigo dar más pasos para llegar al borde del acantilado. Pero el que más se me repite es cuando me veo a mi misma abriéndome poco a poco dejándome llevar con James y cuando lo veo todo de final feliz, él me abandona y quedo destrozada y vuelta a empezar, pero con otra decepción.

Después de comer he decidido que no me apetecía quedarme encerrada en el cuarto y puesto que estaba lloviendo un poco, al final he cogido mis cosas y me he ido a la biblioteca. Allí me he dado cuenta de que tenia demasiados trabajos y deberes así que por unas horas me he centrado un poco. Después de un rato tenia la idea de irme a por un café, pero al llegar la máquina estaba estropeada y tan solo servía zumos. Supongo que al final me he conformado con uno.

La alarma del móvil me avisa de que son las seis de la tarde y comienzo a recoger las cosas, porque hoy tengo clases de prácticas por lo que debo coger un par de hojas que no tengo aquí. Salgo de la biblioteca me coloco la capucha y pongo rumbo al cuarto.

– Hey, hola – me saluda Emily desde la cama mientras mira su móvil.

– Hola, Em – cierro la puerta he intento forzar una pequeña sonrisa. – Esta tarde tengo prácticas, solo he venido a por algunas cosas.

– Tranquila, yo en un rato me iré a la biblioteca porque tengo que hacer un trabajo con unos compañeros. – me avisa, y se levanta de la cama buscando algo en sus cajones del escritorio.

Por mi parte comienzo a sacar algunos cuadernos de la mochila y los cambio por unas fundas con algunas prácticas y temario. Por último, meto en la funda mi ordenador y luego en la mochila.

– Por cierto, Michelle, puede ser que buscaras esta libreta – me tiende una color negro con el título arriba y en grande de "Prácticas"

– La estuve buscando el otro día como una loca por el cuarto. No sabia dónde estaba. – la tomo y reviso que por dentro no hubiese ninguna práctica importante para hoy. Pero nada, solo son apuntes en sucio.

HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora