MICHELLE
– Joder, que bonita – intento decir entre llantos.
Salimos del cine y vamos andando mientras que yo con las mangas de mi sudadera limpiándome las lágrimas que me caen.
– La verdad, cuando pedí las entradas pensé por la portada que era una película, no se de asesinato. El chico tenia cara de psicópata. – me contesta James entre carcajadas. Desde que hemos salido no ha parado de reírse de mi porque no puedo parar de llorar.
– Puedes dejar de reírte de mi, por favor. – le doy un golpe en el hombro volviendo a llevarme la manga a los ojos recogiendo la ultima lagrima.
Su risa aumenta y yo lo ignoro echando a andar y dejándolo atrás.
– Vale, vale, lo siento – se disulpa aguantándose la risa – pero pequeña, es que eres muy sensible.
Vuelve a cogerme de la mano y caminamos al coche. La película ha sido preciosa y mientras yo intentaba disimular mi llanto James intentaba disimular sus ronquidos. Se nota que no le gustan las románticas. Me lo estoy pasando muy bien con él, me siento a gusto y tranquila.
Llegamos por fin al coche y nos subimos. Dejo la bolsa con el vinilo en el asiento de detrás y me revuelvo para colocarme el cinturón. James pone el coche en marcha colocando la calefacción y luego posa su mirada en mi como si esperase a que hiciera algo.
– ¿Qué quieres? – balbuceo levantando los hombros.
– Saber que te apetece cenar – James arranca el coche y salimos del aparcamiento en dos minutos.
Hasta ahora no había caído de que mi estomago aclamaba comida y es que él aparte de casi dormirse en el cine, antes se ha adueñado de las palomitas cuando yo estaba distraída intentando secarme las lágrimas con la película.
– ¿Así que la cita aun no ha terminado?, me estas diciendo que aun te tengo que aguantar un rato más – dejo caer la cabeza a la ventana soltando un suspiro, luego lo vuelvo a mirar intentando disimular la risa.
– Si quieres puedo dejarte en esa rotonda, si tanto te molesta mi presencia. – me contesta cambiando de marcha.
Disfruto molestarle con esos comentarios, pero al ser verdad disfrutamos los dos porque él tampoco se queda corto.
De vuelta al campus discutimos las opciones, que tenemos para cenar. Hay un pequeño bar donde hacen comida china a la entrada del campus, pero también hay otro donde hacen las mejores pizzas y podríamos coger dos para compartirlas. Después de un rato tanteando las propuestas de cada uno acabamos sentados en una mesa de Hard Rock.
Estoy al lado de las maquinas de bebidas esperando a que terminen de rellenarse los vasos cuando diviso a James intercambiando mis patatas por las suyas, mi bolsa contiene más patatas que la suya. Se que esta intentando disimular, pero no se le da muy bien que digamos.
Me acerco a la mesa con los refrescos y los dejo cada uno a un lado, mientras tomo asiento enfrente de él.
– Gracias – me contesta llevándose unas tres patatas a la boca.
Levanto una ceja y me cruzo de brazos. Espero por su bien que admita su delito.
– ¿Gracias?, no estoy ciega te he visto cambiarme las patatas. – le digo llevándome un bocado de hamburguesa a la boca.
– Pequeña, que más da una patata más, una patata menos – me dice entre risas.
Entre una de sus risas cojo una patata y se la tiro con la intención de darle en la cara, pero con tan mala suerte que termina por cogerla con la boca.

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Heridas
Romance¿Cuánto tiempo se supone que tardas en cerrar una herida?, ¿meses, años...?, esa pregunta ronda la cabeza de Michelle todas las noches. Todavia no hay respuesta claro. Ella tiene 18 años y este, va a ser su primer curso en la universidad. ¿Su plan...