Capítulo 61

75 6 0
                                    

MICHELLE

Estamos a mitad de diciembre y esta es nuestra última semana de universidad antes de las vacaciones de Navidad. Ya han pasado dos semanas desde que James y yo volvimos abrir nuestras heridas para dejar libre nuestros demonios de nuevo. Él es el único aparte de Roy y mi madre que sabe de mi pasado y hasta aquel momento yo no me creía capaz de hablarlo con nadie más que no fueran ellos. Hasta el día de hoy, muchas veces me encuentro contándole cosas de cuando era pequeña, unas veces son recuerdos felices y otros son en forma de pesadillas en las que lloro y cierro con fuerza mis puños deseando que desaparezcan.

Para entonces no nos hemos separado, no hay día que no nos hayamos visto. Muchas veces al no poder acudir a las prácticas por sus entrenamientos acudo a recogerlo para pasar lo que queda de tarde en Coney Island, o simplemente me quedo con él más tarde a jugar al baloncesto. Siendo sincera somos como novios, o por lo menos así nos comportamos. James en tan poco tiempo se ha convertido en una persona muy importante en mi vida y lo quiero mucho, pero también he estado pensando que es injusto por mi parte lo que hago porque yo no estoy preparada para tener algo más. Simplemente ahora vivimos un día tras día sin ponernos etiquetas, y eso me hace estar muy a gusto.

Es martes por la tarde y en cuanto he salido de la última clase, James y yo hemos quedado en su cuarto para pasar el rato. Ahora mismo estoy tirada en su cama bocabajo, con las piernas cruzadas en alto y editando algunas fotos de mi reportaje. Mientras tanto James esta sentado en la silla de su escritorio con las manos en la cabeza y dando vueltas porque esta perdiendo la paciencia con la edición de un video para un trabajo que tiene que entregar.

Me hace mucha gracia cuando se encuentra frustrado con algo. Se lleva las manos a la cabeza y se revuelve el pelo, luego se cruza de brazos y pone una carita de cachorro enfadado con su ceño fruncido y sus labios apretados. Siempre hace lo mismo ante estas situaciones.

– Llevas una hora con el video, no puede ser tan difícil. – declaro reincorporándome sobre mis codos. Me bajo de la cama y me acerco hasta la mesa para intentar ayudarlo.

– Ya bueno pues como tú dices llevo una hora, tengo que entregarlo mañana y no he avanzado una mierda. – contesta señalando su ordenador, frustrado.

Me posiciono por detrás y paso las manos por su abdomen para darle un beso en la mejilla.

– A ver. – lo rodeo sentándome en su regazo y me acerco al ordenador para buscar el problema por el cual lo tengo aquí tan frustrado. – James solo tienes que cortar esta parte, subir una sección esta otra parte y ponerle encima la primera voz. – comienzo a tocar todo su montaje y muevo de un sitio para otro las voces que quiere poner encima de las imágenes que tiene. – listo.

– Mentira – revisa todo su trabajo y vuelve a mirarme – y esto no podías haberlo hecho hace una hora, desde que me ha empezado a salir humo de la cabeza. – me mira sorprendido ante lo rápido que le he resuelto el problema.

– Puede, pero ha sido gracioso verte frustrado – inquiero aguantándome la risa.

James toma un cojín de la cama de Nate y me lo lanza, con la mala suerte de que me da en toda la cara. Él si tiene puntería. Se la devuelvo en cuanto lo cojo, pero antes de que pueda reaccionar estoy en el suelo y con las manos atrapadas entre las suyas. Comienza hacerme cosquillas y yo solo hago que revolverme de un lado a otro encogiéndome.

– James... James, por dios para – digo entre risas y falta de aire.

Intento zafarme de su agarre ante la situación de que me falta el aire y me duele demasiado la barriga de tanto reírme. Termina por soltarme y cuando se levanta yo aun sigo en el suelo recuperándome con todo el pelo en la cara de tanto moverme.

HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora